Más
de 30 días han pasado desde aquél acontecimiento que estremeció al país entero,
un menor de edad se quita la vida, dentro de un aula de clases, poco después de
disparar el arma de fuego de su padre, hiere a la maestra y a sus compañeros, los dos
alumnos más graves con impacto directo al cráneo; esto sucedió en un centro
educativo particular llamado Colegio Americano del Noreste, cuyo lema es
“Estudiar para ser libre”, localizado en
una colonia urbana de Monterrey.
¿Quién
falló? Es la pregunta a reflexionar sobre este lamentable hecho, pero que
parece escapar de los relatos. Entre los 168,000 resultados de la búsqueda en
google [menor de edad dispara en monterrey] los diez primeros se concentran en narrar
los detalles del hecho, los posteriores resultados parecen referir la misma
información que los primeros, se mencionan causas como la depresión, la influencia
de las redes sociales, entre otros; para muestra, un ejemplo:
“Necesitamos
ponerle más atención a nuestros hijos, y tener más cuidado en lo que portan,
con quién se juntan, porque tienen acceso a todo en las redes sociales. Esto es
producto sin duda de lo que vieron en redes sociales en otros países”, dijo
Aldo Fasci Zuazua, vocero de seguridad de Nuevo León.
Es
lamentable que Fasci, adjudique la culpa sólo a las redes sociales, es cierto
que existen contenidos violentos, llenos de racismo y mensajes directamente
incitadores a la violencia, sin embargo al final está la voluntad.
Es
posible argumentar que si el menor sufría depresión es probable que hubiese
sido más proclive a la violencia como fue el resultado, sin embargo me sigo
preguntado ¿Quién falló?
La
prevención inicia con la conciencia de que se vive en un mundo que presenta
retos, que existen aspectos que pueden influir de manera negativa en las
personas y que en muchas ocasiones pueden ser causa de malestar social, no
obstante se pueden generar estrategias que logren crear defensas ante estas
situaciones, el componente principal es la participación y la voluntad.
No
puedo decir que tengo la respuesta, sin embargo luego de más de 30 días de
dicho acontecimiento, parece que el olvido le ha dado descanso al tema y esto
es realmente preocupante, no se puede prevenir cuando se considera que todo
está bien, esto no significa vivir en un mundo gris lleno de peligros en donde
todo sea negativo, al contrario, se trata de ser responsables, siempre
observadores, capaces de impulsar el cambio positivo frente a los factores de
riesgo que se presenten, pero sobre todo comprometidos con lo que realmente
significa prevenir.
No
vivamos en una era de apagar fuegos y seguir jugando con los fósforos a un lado
del tanque de gasolina, pensando en que a nosotros nunca nos pasará.
