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Las tardes con la historia

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Por Josefina Mediz Bolio

“El Mayab es tierra de cosas misteriosas,
donde todo habla en el silencio”.
De la Tierra del Faisán y del Venado.
En Yucatán nunca hace frío, solo heladez.

Con este clima cómo no pensar en el autor de la frase, mi abuelo Antonio Mediz Bolio, que para mí siempre ha sido y será PAPAGRANDE.
Mediz Bolio era para nosotros el adulto que siempre sonreía y nos tendía los brazos. Su voz, entrañable para mis pequeños oídos, sonaba a historias de toda clase, la llamada que va directo al corazón de un ser pequeño.
Qué decir del tiempo que me dedicaba, desde mi talla yo lo veía altísimo, con sus pequeños ojos entre pícaros y risueños y sus cariñosas palabras: “Que dice mi rayito de sol el día de hoy” su saludo, a continuación me sentaba en sus piernas y jalándose un poco, su no pequeña nariz, comenzaba a intercambiar comentarios de todas clases con mis papás. Luego siempre tenía una anécdota o cuento para mí.
Esas maravillosas historias sobre piratas, leyendas mayas y mucho más; en sus palabras fluían el romanticismo tardío de su generación, el gusto por las aventuras y por supuesto, el amor por su tierra, nuestra tierra.
Me parece estar viéndolo caminar por jardines de su casa, El Paraje Ochil, a 10 km en la carretera a Progreso, con su gran amiga, la premio nobel chilena Gabriela Mistral. Me permitían estar cerca de ellos porque estaban de acuerdo que sus conversaciones sobre libros, filosofía, y la vida en general eran buenas para mi pequeña persona, no entendía todo, claro, pero recuerdo como les importaba que la niñez en México se educara. Decían que no bastaba con leer había que saber leer, de lo cual se encargaron tanto Papagrande como Gabriela Mistral durante sus prolongadas visitas en Ochil.
Me parece al día de hoy ver a mi Papagrande y a Gabriela sentados en cómodos sillones y yo en un pequeño banquillo a sus pies y el sonreír del poeta cuando el terminar yo de leer algo lo explicaba, hasta para corregir lo hacía con dulzura.
En el jardín de casa había un reloj de sol tallado en piedra que mi madre le regaló. Mi Pagarande, con toda paciencia me enseñó a entenderlo y me decía “el sol del Mayab es maravilloso purifica todo y el rocío de las noches, nos da la vida con sus gotas cristalinas sobre las hojas para su verdor y crecimiento” ¿Cómo olvidar a aquel a quien le debo tanto en mi formación como persona para comprender muchas cosas de la vida?
Una bella noche de luna llena nos encontrábamos en Uxmal, Papagrande, Gabriela Mistral, Alfredo Barrera Vazquez, mis papás y yo. Nos consiguieron unas sillas y con el Castillos del Adivino frente a nosotros, Antonio Mediz Bolio con su voz inigualable nos narró la leyenda del Enano de Uxmal. Ese era mi Papagrande.
A Ochil llegaban personas de todas edades y profesiones: los mayas de Chan Santa Cruz, políticos, escritores jóvenes, actores, pintores, trovadores y más.
El 15 de septiembre de 1957 a las 10 am mi madre recibe la tristísimas llamada de mi padre comunicándole el fallecimiento repentino de Papagrande en la Ciudad de México. Fue un día de gran tristeza para todos nosotros y para cualquiera que amara a Yucatán. Antonio Mediz Bolio muere en funciones de senador de la república. El avión presidencial llega cerca de las 4 pm de una tarde lluviosa, toque de queda del ejército, lágrimas de mis padres y de un nutrido grupo que ya tenían la dolorosa noticia; a mis trece años el camino de Papagrande a la eternidad me marcó para siempre.
Se le lleva a la Universidad de Yucatán de la cual era Doctor Honoris Causa, y luego la comitiva se dirigió a Ochil. Fueron horas de duelo, actores como los Soler, Maria Teresa Montoya, Dolores del Rio, trovadores, la filarmónica del estado(así se llamaba), el gobernador y su comitiva, parientes, amigos en fin, duró toda la noche y gran parte de la mañana siguiente. Al medio día partió el cortejo fúnebre rumbo al cementerio general. Al salir de la casa decenas de músicos tocaron al unísono el Caminante del Mayab.
Nunca olvidaré el momento que Papagrande se fue de entre nosotros, sin embargo su esencia queda para siempre en los corazones de todos aquellos que compartimos la vida con el poeta nacional de nuestra tierra.

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