Por: Cristina Padín.
En un lugar de un bosque cuyo nombre sí recuerdo perfectamente, pero me gustan los misterios, ocurrió aquella tarde algo especial. Llegaron unos hombres, pero no plantaron un poste de telégrafo, lo que hicieron fue colocar un buzón. Y no era el famoso buzón de los niños, no no no, era el buzón de la esperanza!
No pasaron meses ni años, sí pasaron semanas, y todo en aquel dichoso bosque fue paz y armonía. Se acercaban manos con miedo, ojos de agua con el temor en los volantes de las pestañas, corazones casi latido… y todos ellos hallaban algo en el buzón de la esperanza. Una carta, un consejo, un beso pintado de azul…
Un bombón. Un perdón. Una canción…
En un agujero en el suelo depositaban los que así lo deseaban su agradecimiento. Y casi todos dejaban algo: un pañuelo de seda, un poema, un dibujo de un cielo rosa y plata. Y, un día, desaparecieron el buzón y el agujero. Porque ya no eran necesarios. La gente ya sabía mantener esperanza y confianza… y era siempre muy agradecida.
Y volverán al lugar las golondrinas y las rosas… todo será como antes era en el bosque, antes del miedo, y, como ya se ha dicho, la soledad fue el parque que se rompió a favor de la palabra y la esperanza!
Dedicado a los libros
Aquí hay homenajes a siete libros. Si alguien acierta cuáles son lo apuntaré en sorteo para recibir mi nuevo libro
Dedicado a soñadores y amantes de bosques
A cada Quijote actual, hay varios!
Dedicado a mi amigo Carlos
A Luis
A los niños, lo están haciendo genial. A Lourdes, Marta, Pablo, Rocío, Hugo, Carlota, Candela y todos ellos
Dedicado a la lectura: leer es vivir mejor!
