Cultura, por: Francisco Solís Peón
Los límites de la información vertida por los medios constituyen un serio problema para cualquier estructura de un estado occidental; al menos los que se aprecian de ser demócratas.
Escrita en 1974 (décadas antes de las redes sociales) “el honor perdido de Khatahrina Blum es una novela que no ha perdido nada de actualidad, en su momento la convirtió en un éxito espectacular.
En ella, el escritor Alemán Henrich Böll (1917-1985), a la postre premio Nobel de literatura en 1972, muestra las consecuencias del manejo y la prensa sensacionalista los cuales pueden tener consecuencias funestas en la vida de una persona.
Khatahrina, acosada por un público ávido de sensaciones y dispuesto a creerse cualquier titular, cuanto más espectacular mejor, llega hasta el extremo de cometer un crimen con impresionante sangre fría.
Basada en un hecho real, la protagonista no parece sentir ningún remordimiento después de haber disparado contra el periodista gráfico que recurriendo a la manipulación no dudó en destrozar su vida privada. Mientras calumnias y difamaciones se extienden con mucha mayor facilidad que la verdad.
Como buena novela, el autor echa mano de personajes femeninos con características especiales. Khatahrina es toda una dama en el sentido más clásico de la palabra, después de una niñez trágica logra recomponerse y construir un futuro, sin embargo, anhela el amor y justo cuando lo encuentra sucede una terrible tragedia.
Llama la atención su actitud ante el sexo, aunque divorciada cuida su vida privada rayando en la mojigatería pero es capaz de amar más allá de los límites sociales.
Las mujeres de Böll están siempre en la frontera entre lo romántico y lo real, son mujeres atemporales y atípicas.
Para la construcción de esta dramática historia narrada con el escrito de un expediente judicial en forma de 58 breves testimonios, el autor ha pretendido concentrarse en la verosimilitud, sin embargo el equilibrio entre la literatura y la realidad se logra perfectamente.