El espejo roto, por: Bernardo Laris
En México, el día de la libertad de expresión se celebra el 7 de junio. La libere manifestación de las ideas se encuentra garantizada en los artículos 6º y 7º de nuestra constitución.
Para la Unesco es una fecha que sirve para recordar que los gobiernos de los países deben respetar sus compromisos con la libertad de palabra, de información y de expresión, aboliendo cualquiera de las medidas que restrinjan estas libertades.
Efecto de espejo roto
Sin embargo, no hay mucho que celebrar. Los restos del espejo reflejan una luz rojiza, impregnada de la sangre de los 42 periodistas que han sido asesinados en los últimos 6 años.
Resulta que México es uno de los 5 países más peligrosos para ejercer el periodismo, junto con Siria, Afganistán, Irak y Filipinas.
En lo que va del presente año, ya van 6 asesinatos.
Así mismo, otro reflejo me llega y me indigna. En Hidalgo, un ciudadano denunció a la empresa constructora Sylma, cuyo uno de sus presuntos socios y propietario sería Antonio Rico, ex secretario de Obra Pública en dicho estado. La problemática es que vendieron unas casas que se inundan, al parecer por la falta de infraestructura adecuada.
El asunto se ha ido complicando y será atraído por el poder judicial de la federación.
Lo indignante es, que en un estado de nuestra república, el hecho de que un vecino se haya inconformado por los daños a su vivienda haya sido aprovechado por un político-empresario para caerle encima y criminalizarlo.
Es importantísimo estar al pendiente de este caso e impedir que los poderosos nos manden el mensaje de que contra ellos, no podemos.
Por esto, este 7 de junio no es para festejar, sino para exigir que el derecho a denunciar a través de un medio de comunicación no sea causa de cárcel, ni de daño patrimonial, para nadie.
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