Por: Cristina Padín.
El que se levantaba a las seis de la mañana y pillaba dos autobuses para llegar al centro universitario en el que investigaba sobre ese terrible monstruo llamado cáncer no presumía ni se jactaba de cosas. Era humilde y de buen corazón y jamás se burlaba del aspecto físico de las personas ni de ninguna otra cosa.
El que creía que era el rey del universo ponía un tweet para que sus seguidores sin pensamiento alcanzaran el éxtasis.
La que iba a terminar la carrera de Derecho era novia de un novillero. Los dos conocían la dificultad y el esfuerzo, ella memorizaba leyes y artículos y él enamoraba al aficionado con el duende su capote y la estampa de su muleta. Eran felices. Abiertos y campechanos, no buscaban bronca y eran generoros.
La que se creía la belleza y era una chica muy normal siempre anhelaba ser persona influyente en redes sociales. Racista y soberbia. Así es la vida..
Un 12 de junio en el
aeropuerto de Madrid
A la nobleza, la sencillez y la
elegancia
Al toreo
A los chicos que estudian
A Lourdes y a Marta
A mi querido Pablo: un crack
A Belén y a mi querido
Manuel
A los M: simply the best
A Carlos
A Juan Carlos
A gallegos con valentía
A Luis
A la humildad
A mi querido Juli. A Manoli y
Julián: os adoro
A la vida sin odio