Aristas Pendientes
Conforme la pandemia avanzó y por ende el confinamiento, la salud mental de muchos se vio afectada al llegar a la misma conclusión: lo que conocíamos y aceptábamos como realidad ha cambiado y no, no habrá nueva normalidad, solamente hay realidades inmediatas y a muchos no les gusta. Qué pena, esto nos tocó vivir.
Si México fuera una casa y el mundo su vecindario, entonces tendríamos que estar conscientes de que nuestro hogar no anda del todo bien en comparación con los vecinosde la cuadra y lo peor, el jefe de la familia nos da mensajes que, si bien motivan a algunos, no alcanzan para todos. La esperanza, el orgullo, la honestidad valiente no saben igual con el estómago vacío y alejado de los programas de gobierno. Algunos gobernadores inclusive ya se encerraron en sus cuartos. El ambiente es tenso.
Vivimos en la casa del presidencialismo mágico donde todo se resuelve por obra y gracia de la buena voluntad, donde todo es perfecto y hermoso, y si hay algo mal, no hay problema: tenemos a los villanos perfectos: la oposición. Y son perfectos porque si fueron villanos y no han demostrado la capacidad suficiente en la escena nacional, para posicionarse como una opción sería a pesar de las diversas alianzas electorales locales que se han dado en toda la República este y el año que viene.
El 2021 será momento de ver como el pragmatismo del poder, mezcla de agenda gubernamental y electoral, nos mostrará cualquier situación posible políticamente hablando, con una ciudadanía cada día más desencantada ante cualquier forma de gobierno y ese ánimo está dando cabida a nuevas formas de organización grupal ajenas a lo tradicional, con una propia agenda de reclamos históricos que ya noaguantan más; es lógico, se trata de luchas que sí son de vida o muerte: por nuestras libertades, por el derecho al agua y por reconstruir el piso mínimo qué debiera ser la igualdad.
Al cerrar esta columna damos cuenta de tres represiones por parte de policías locales y la guarda nacional: el activismo en este país se presenta como una actividad de alto riesgo. Vivimos en un país de extremos, porque lo que está pasando va más allá de cualquier corriente política, ya quecuando el derecho a disentir se castiga y criminaliza, no entiende de izquierda, centro o derecha. La represión jamás ha pronosticado nada bueno, solo dolor a un pueblo que aguanta mucho, pero también se cansa.
Lo que viene para cualquier mexicano es algo que nos es familiar: pelear pero muy inteligentemente. No es casualidad que tenemos como país, un estilo de boxeo. Dentro de cualquier deporte las reglas son las mismas para todo el mundo, pero un estilo supone la creación de una identidad, en este caso la de toda una nación en función de esta forma de combate. Nuestra casa necesita lo mejor de nosotros, a pesar del gobierno en turno y su geografía.
Nada será fruto de la casualidad o la fortuna, hay que trabajar con disciplina, corazón y entrega. Como en cualquier ring estamos solos, vamos de frente, rápidos, determinados y no tenemos duda que vamos a recibir muchos golpes, pero como Juan Manuel Márquez ante Manny Paquío tenemos en nuestro corazón y entereza la fuerza para vencer lo que sea, lo que venga. Que alegría, esto nos tocó vivir.