Por: Francisco Garfias.
No señor Presidente, Porfirio Muñoz Ledo es todo menos “cualquiera”. Es un político con trayectoria, conocimientos, carácter, sentido de Estado y, aunque a muchos no les guste, con huevos. Es de los pocos que, en Morena, se atreven a disentir públicamente del primer mandatario.
López Obrador podrá cuestionarle su militancia priista. Él también la tuvo, su paso por el PRD, por donde el tabasqueño también transitó y creció. Pero no su capacidad de análisis, ni lo atinado de su crítica. Menos ahora que, por razones obvias, Porfirio ya no tiene agenda política.
El diputado Muñoz Ledo tiene razón al cuestionar, en entrevista con Reforma, el atraco que el Presidente pretende hacer a la división de Poderes, al autoasignarse facultades que, hasta hoy, son exclusivas de la Cámara de Diputados.
No es que Reforma le dé espacio en primera plana a “cualquiera” que hable mal de su gobierno, como sostuvo López Obrador en la mañanera, sino lo fundado de la crítica a una iniciativa que “empodera en forma personal” al Ejecutivo y viola la Constitución.
La iniciativa ni siquiera era necesaria. El Presidente tiene cómoda mayoría para obtener autorización de los diputados y reasignar los recursos a la pandemia por la cantidad que quiera.
Además, la ley vigente le da al titular del Ejecutivo la posibilidad de mover libremente recursos hasta por el 5 por ciento del total presupuestado.
López Obrador ubica las críticas que se le hacen a la iniciativa en el “mal humor” de los que “antes mandaban”. Pero también a la “proximidad” de los comicios. (Faltan 14 meses). “Ya se van acercando las elecciones y ya todo lo quieren convertir en política, ya todo es electoral”, dijo.
Muñoz Ledo no se quedó quieto frente a la descalificación:
Escribió en Twitter:
“Me satisface el consenso entre los grupos parlamentarios para no otorgar facultades anticonstitucionales al Ejecutivo que, además, no las necesita. Tiene mayoría”.
A Mario Delgado no le debe resultar fácil la tarea que le encomendaron en Palacio Nacional: Jalar el gatillo para liquidar la división de Poderes y que la Cámara de Diputados ceda facultades en materia presupuestal al Ejecutivo.
El jefe de la bancada de Morena asegura que no se trata de quitar facultades a la Cámara, sino de acabar con la simulación que había en regímenes anteriores, donde se establecían montos y los gobiernos gastaban mucho más.
López Obrador tenía dos opciones: actuar discrecionalmente como lo hacían gobiernos anteriores o proponer que se legisle en la materia. Eligió la segunda”, dijo.