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Lorenzo Salas González… El maestro, el padre, el amigo

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Por: Isis Salas.

Al hablar
y escuchar del maestro Lorenzo Salas González, hay muchas anécdotas, tocó el
corazón de muchas vidas, muchos alumnos, mucha gente que lo seguía, que lo leía
y que lo admiraba, luchador incansable por sus convicciones, siempre tratando
de que este sea un mundo más justo, un mundo más solidario, un mundo mejor para
todos. Gran maestro, maravillosa persona, generoso amigo.

No dudaba
en despojarse para dar a los demás, no cedía en el empeño de ayudar y ser útil
para otros, sin duda, un hombre como pocos, un maestro ejemplar un escritor muy
valioso.

Agradezco
esta maravillosa oportunidad de hablar de él, del irrepetible maestro Salas,
puedo decir muchas cosas de la marca que deja en toda la gente que lo conoció y
aprecia su talento y su legado a tantas generaciones de estudiantes, que sin
excepción, lo recuerdan con mucho cariño. Un hombre sin duda polémico, sí; que
no dudaba en enfrentarse, no dudaba en exponer lo que consideraba injusto, era
valiente y férreo como pocos, luchando sin medir muchas veces las consecuencias
que vendrían para él y todas las veces… sin pedir nada a cambio, solo la
satisfacción de hacer lo correcto.

Maestro,
líder, escritor, político, amigo, si, el mejor, él, Lorenzo Salas, quien
siempre fue para mí, mi papi. Mi gran padre.

Quien me
escuchaba hasta el cansancio, quien siempre tuvo muchas palabras de aliento,
quien me contaba cuentos cuando no podía dormir, quien amaba y cuidaba de
nosotros todos y cada uno de los días que lo tuvimos. El que me heredó el gusto
por el periodismo, la escritura y la pasión por la educación. El padre que
antepuso a su familia antes que sus logros profesionales y personales, el que
prefería no comprarse nada, con tal de que a nosotros no nos faltara nada, ese
papá que con sus juegos de palabras, nos sacaba una sonrisa, ese papá que nunca
nos negó nada, el papá que aún quebrado de cansancio siempre tenía una sonrisa
para nosotros, el papá que aun siendo todos adultos, nos trataba como niños y
nos procuraba en todo momento, hasta en su último aliento; y quien me enseñó a
ser firme en mis decisiones, quien siempre decía que podía no estar de acuerdo
con las decisiones de sus hijos, pero que siempre nos iba a apoyar, y lo
cumplió; se emocionaba con nuestros éxitos y lloraba nuestros fracasos, el que
no quería “dar molestias” y muchas veces se quedó con ganas de algo que sólo él
sabía que quería, ese padre que nos dio ejemplo de amor a nuestra madre, a
pesar de las tempestades y los desacuerdos.

Yo,
siempre lo vi como SuperMan, el que todo sabía, el que todo podía y el que todo
me daba y en sus últimos años, Supermán se fue cansando, supermán, se fue
enfermando, supermán necesitaba ayuda, y así, él sigue siendo supermán y en
dónde esté ahora, estoy segura de que estará mirándonos, seguirá siendo
Supermán.

Su
ausencia nos hace sentir que nos faltó por hacer, nos faltó darle, nos faltó
mucho por compartir, su recuerdo, nos conforta y nos hace sentir que el amor
que le tenemos se lo lleva con él y se ha multiplicado aquí.

Hablar de
mi papá, me puede llevar muchas horas, mucho más del tiempo que me han regalado
en este espacio, y creo que ni así expresaría lo que él ha sido para nosotros,
su familia.

Agradeciendo
nuevamente que me hayan permitido dar este mensaje, le digo desde aquí “Papito,
no te preocupes, los niños Dantito, Carlito, Lluvita, Loryelita, la bebé y tu
Madonna, te extrañamos mucho, te amamos cada día y siempre te llevaremos en
nuestras vidas y dejas tanto amor en los recuerdos de tus nietos que tu legado
es mayor del que nunca imaginaste”.

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