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Los 41, un suceso del que todos hablan pero del que no había ningún testimonio

Ariel Aviles Marin
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El 19 de noviembre de 1901, el Gral. Miguel Cabrera, jefe de la policía porfiriana, entra a la oficina del presidente Porfirio Díaz y le tiende un papel: “Señor presidente, le traigo el parte de un suceso bochornoso. Tenemos cuarenta y dos detenidos”. El viejo dictador lee con cuidado, y al llegar a un punto del documento, hace una lectura más lenta y enarca casi imperceptiblemente una ceja; llega al final del informe y toma una pluma de sobre su escritorio y testa una línea. Le devuelve el papel a Cabrera diciendo: “Son cuarenta y uno, general”. Cabrera duda incómodo, lee, y al terminar dice: “Si señor presidente, efectivamente, son cuarenta y uno”. Este conocido pasaje de nuestra historia nacional, ha sido uno de los más comentados, llevados, traídos, discutidos, pero nunca documentado por medio alguno. Es un secreto mexicano a voces, que nos confirma qué tan viva está la hipócrita moral victoriana, a tres siglos de su origen, que tan poco ha cambiado la doble moral de nuestra sociedad, y hasta que punto es vigente el rechazo para aceptar realmente la existencia de la diversidad sexual.
El tan comentado, vilipendiado, relatado, descalificado, aplaudido por algunos, comentado a “soto voce”, pero nunca encarado con rigor histórico y seriedad, el famosísimo Baile de los 41, ha encontrado al fin un espejo en el cual verse reflejado, exactamente al cumplirse un siglo de haber ocurrido. En las letras mexicanas, tan sólo Paolo Po, seudónimo de un escritor cuya personalidad ha sido guardada en el más hermético de los secretos, hace mención del suceso en su novela “41 o el Muchacho que Soñaba con Fantasmas”, publicada en los 60’s, y de la que, adolescentes empeñados en saber todo sobre el mundo, Fernando Muñoz y yo, leímos con febril interés, en la tas tienda de la inolvidable “Ciudad Luz”, el almacén de su abuelo, que en realidad era una puerta de entrada a un mundo lleno de fantasías, que sigue iluminando nuestros caminos. Ahora, el baile de los 41, sale al fin del closet, en forma de película y, genialmente, se estrena en las salas de cine mexicanas, el día que se cumplen cien años del suceso que le da nombre a la cinta. Todo un suceso para la cultura nacional, en estos momentos tan álgidos para la cultura en general, y para el cine en especial, y todo un reto para la carrera del cineasta Daniel Pablos.
Daniel Pablos, es un director de cine de la nueva generación, de estos que están dando de qué hablar al mundo sobre el cine mexicano. Nuestro cine ha transitado, en los últimos tiempos, por caminos nunca antes emprendidos, y con resultados muy destacados e inesperados, sobre todo para la clase conservadora que quisiera que los moldes y perspectivas fueran inamovibles. Soy de los que sostienen que, el cine mexicano, al fin está caminando por los caminos del cine-arte, y lo está haciendo con paso firme. ¡Ya veremos cómo La Academia trata a “Ya no Estoy Aquí”! Que nos estará representando en los próximos Óscares. Daniel Pablos, cursó sus estudios en el Centro de Capacitación Cinematográfica, se le confiere la Beca Fullbrigth para cursar una especialización en Dirección de Cine, en la Universidad de Columbia, en Nueva York. En 2009, es seleccionado para participar en el Berlinale Talent Campus. Entre sus trabajos como director cabe mencionar su cortometraje “La Canción de los Niños Muertos”, en 2008, en el Festival de Cine de Morelia, que gana el primer lugar de la categoría y luego participa en la Semana de la Crítica en Cannes. En 2010, participa en la categoría de Documental Mexicano con su obra “Una Frontera, Todas las Fronteras”, en el Festival Internacional de Cine de Morelia; en 2013, en este mismo evento participa con su largometraje “La Vida Después”, en el que obtiene el premio Clic. En 2015, su película “Las Elegidas”. Basada en el libro de Jorge Volpi, es recibida con gran beneplácito en el Festival de Cannes y obtiene cinco Arieles por Mejor Película, Mejor Director, Mejor Fotografía, Mejor Revelación Femenina y Mejor Guion.
Ahora, David nos trae a las carteleras mexicanas el primer testimonio real sobre el sonado caso de los 41, convertido en un filme que puede ser ubicado en el género del melodrama, con honestidad y respeto para el tema sensible que la cinta trata. En sabrosa charla con el director, platicamos de esta, su obra más reciente. “Desde luego, esta película es un drama, más aún, un melodrama. En la cinta manejo varios discursos, y en ella, desfilan varias historias”, comenta. Señala que, si bien la historia gira alrededor del personaje de Ignacio de la Torre y Mier, éste forma con Amada Díaz y Evaristo Rivas, una trilogía indisoluble a cuyo rededor se teje la trama y se desarrolla. Hemos de marcar la diferencia esencial entre estos personajes, pues mientras De la Torre y Amada son reales, Evaristo es una creación ficticia que viene a cerrar la tercia indisoluble sobre la cual se va tejiendo la historia. Los papeles estelares fueron asumidos por: Alfonso Herrera, quien es Ignacio de la Torre; Amada Díaz es encarnada por Mabel Cadena; cierra el círculo, Emiliano Zurita, como Evaristo Rivas. Queremos subrayar la participación de un talentoso yucateco en esta cinta, Pablo Mercader Duch, quien no sólo actúa, sino que es el responsable de las coreografías de la filmación.
“Cada uno de los personajes, es un esquema bien definido. De la Torre, es la autorepresión y la doble moral. Amada Díaz, es la víctima de la misoginia. Y Evaristo, es la personalidad más vertical y congruente”, nos señala. Nos subraya también que, su obra guarda una postura empática al retratar de manera digna, humana y respetuosa, el tema de la homosexualidad. “En esta cinta trato de dar voz a quienes les ha sido negada por mucho tiempo, se puede decir que, esta película marcha por caminos distintos a los de siempre”, enfatiza. A nuestro cuestionamiento sobre lo que espera de su película, nos dice: “En primer lugar, que sea vista por mucha gente. Creo que, la cinta va más allá del asunto lésbico-gay, pues pone varios temas sobre la mesa”. Señala David, la importancia del desempeño de los actores, del guion y la fotografía. “Usamos en la ambientación música de muchos compositores mexicanos de la época”, pero destaca el crédito de Carlos Aghllons y Andrea Baleny, autores de la música y tema de la cinta. “Su trabajo nos dio una obra electro acústica, es un trabajo de experimentación que busca trascender de la época en la que ocurre la acción”.
“El Baile de los 41”, es una nueva cinta mexicana que viene a unirse a esta corriente cinematográfica nacional que está dando mucho que hablar, no sólo en nuestro país, sino más allá de nuestras fronteras. Estamos seguros que, David Pablos está escribiendo su nombre al lado de esta generación de cineastas que está poniendo el cine nacional en un primer plano que se está ganando el lugar por derecho propio.
Mérida, Yuc., a 21 de noviembre de 2020.
*Las fotos son de Salvador Peña L.

Ariel Aviles Marin
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