Democracia Eficaz, por: Luis Carlos Ugalde.
@LCUgalde
El 25 de abril de 2006 se celebró el primer debate de candidatos presidenciales con el tema economía y desarrollo. Particparon Felipe Calderón (PAN), Roberto Madrazo (PRI-PVEM). Patricia Mercado (Alternativa Social Demócrata y Campesina) y Roberto Campa (Nueva Alianza). El atril de Andrés Manuel López Obrador (PRD-PT-Convergencia) quedó vacío. Como candidato puntero, como lo es hoy, se había negado a participar y dijo que acaso acudiría solo a uno de los dos programados por el Instituto Federal Electoral (IFE).
Esa arrogancia era fruto de las encuestas que lo colocaban a la cabeza de la intención del voto. A pesar de la ausencia de López Obrador, el debate fue exitoso puesto que se daba por primera vez en esa campaña una confrontación de propuestas. Aunque el formato era rígido y limitaba la posibilidad de interpelaciones y de un diálogo directo, los candidatos plantearon sus ideas y mostraron parte de su personalidad. Los presentes aprovecharon para criticar al ausente. Como se había previsto, su inasistencia generó críticas en la opinión pública. ¿Por qué se esconde? ¿Por qué critica en sus eventos de campaña y no da la cara a sus contendientes? De acuerdo con las encuestas de opinión, AMLO perdió varios puntos. Había sido una estrategia equivocada y de altos costos para su campaña.
Semanas después, el 6 de junio, se llevó a cabo el segundo debate. Había una enorme expectativa porque ahora sí asistiría López Obrador. Las encuestas se habían emparejado y ese debate podía hacer una diferencia. Cuando se había celebrado el primero, López Obrador estaba cayendo en las encuestas, pero todavía mantenía una ventaja sobre Calderón. Ese 6 de junio, sin embargo, Calderón llevaba ya varias semanas arriba en la intención del voto. Los números estaban cerrados, sin embargo, y sugerían que el debate podría definir una tendencia clara, a pocas semanas de la jornada electoral.
El debate se desarrolló en el formato preestablecido. Era rígido, pero así se había acordado. No hubo un ganador contundente. En opinión de muchos, López Obrador ganó porque evitó ser el perdedor contundente. Fue un debate que no alteró significativamente la intención del voto. Quizá el hecho de mayor significación fue que, al finalizar, López Obrador lanzó una acusación en contra del cuñado de Felipe Calderón por evasión de impuestos y, con base en ese anuncio, la coalición que postulaba a López Obrador emprendió, a partir del día siguiente, una campaña negativa que afectaría la intención del voto de Felipe Calderón en las últimas semanas de la campaña.
En su última intervención, AMLO dijo: “El cuñado de Felipe no paga impuestos y obtuvo 2 mil 500 millones de ingresos. […] Voy a entregar un expediente donde el cuñado de Felipe, cuñado incómodo, tiene una empresa que […] ha recibido contratos […] del sector energético, cuando Felipe fue secretario”. AMLO iniciaba así un ataque que duraría por el resto de la campaña para acusar a Calderón de nepotismo y a su familia política de abuso y enriquecimiento al amparo del poder. Se trató del famoso caso “Hildebrando Zavala”, nombre del cuñado de Felipe Calderón.
Calderón apenas tuvo tiempo de responder. “Nuevamente miente usted, señor López Obrador. Categóricamente niego lo que usted dice. Bajo mi mandato en la Secretaría de Energía ni un solo contrato fue otorgado […] a algún pariente mío. […] No va ganar con mentiras, señor López Obrador.”
La acusación sobre el “cuñado incómodo” diluyó a partir del día siguiente la discusión y análisis sobre las propuestas de ese segundo debate. Los medios se volcaron para dar cobertura a la acusación de Hildebrando, que dominó la estrategia de la Coalición Por el Bien de Todos en las semanas subsecuentes. El contenido del debate presidencial había pasado a segundo término.
Semanas después la elección terminaría con un empate técnico aunque Calderón ganaría en el cómputo final de votos con 233 mil sufragios de un universo de 41.5 millones, el 0.56% de diferencia.
*Con base en fragmentos del libro Así lo viví, testimonio de la elección presidencial de 2006, la más competida en la historia moderna deMéxico (Ugalde, 2008).