Por: José Zenteno Dávila.
Las elecciones del 2021 serán las primeras en que el
nuevo gobierno federal será sometido al escrutinio ciudadano. Una elección de ratificación
o rectificación del poder. Si MORENA y sus partidos satélites conservan o
pierden el control de la Cámara de Diputados será crucial para el proyecto del
presidente López Obrador ¿Qué factores determinarán el resultado electoral?
Lo primero que habría que señalar es el tamaño de la
elección, pues el próximo año se elegirán al mayor número de autoridades de la
historia de México. Estarán en las boletas 300 diputados federales, 655
diputados locales de mayoría relativa, 15 gobernadores y más de 2,400
ayuntamientos. Solo en el estado de Durango no serán renovadas las autoridades
municipales.
Luego habrá que señalar el factor de la participación
ciudadana ¿A quién favorece que participen más o menos ciudadanos? La
aprobación del presidente de la República será otra variable de la ecuación,
junto con la percepción social de los ciudadanos con respecto a los gobiernos
de MORENA. El prestigio y la trayectoria de los candidatos del partido en el
poser serán mucho más relevantes de lo que fueron en 2018. Otra variable será
la unidad de la oposición y la estrategia que cada partido elija seguir. Y
finalmente, el papel que jugarán las organizaciones civiles como las cámaras
empresariales o los movimientos opositores al presidente López Obrador.
La
participación ciudadana
El hecho de que tengamos elecciones concurrentes en
las que casi todos los ayuntamientos estén en juego, nos hace pensar que la
participación ciudadana será más elevada que en cualquier elección intermedia
del pasado reciente. A los ciudadanos les interesa mucho votar por sus
presidentes municipales porque son la autoridad más cercana y es la que atiende
buena parte de sus demandas. También les interesa votar por el gobernador del
estado, lo que incrementará aún más la participación en aquellas entidades
donde se renueve al ejecutivo estatal. Normalmente un incremento en la
participación ciudadana juega en contra del partido en poder, aunque eso era
antes, en tiempos de la 4ª transformación aun no lo sabemos.
La participación suele ser más alta con la edad y la
escolaridad de los ciudadanos. Los jóvenes de 18 a 25 años tienden a
abstenerse, situación que comienza a cambiar conforme aumenta la edad. Las
personas con estudios profesionales son el segmento con mayor tasa de
participación en las elecciones.
Otro factor que influye en los votantes es el estado
de ánimo. En las encuestas de salida hemos encontrado que los informantes
declaran sentirse más satisfechos y optimistas que en las encuestas a población
abierta, lo que nos lleva a suponer que quienes tienen un ánimo pesimista
engrosan el número de abstencionistas. Por lo tanto, el ánimo nacional jugará
un papel determinante la participación ciudadana, sobre todo por las
condiciones económicas que vivirá el país como consecuencia de la pandemia.
Aprobación
del presidente y evaluación de autoridades locales de MORENA
El presidente López Obrador recuperó parte de la caída
que sufrió su aprobación durante el primer trimestre del año. La crisis
sanitaria fue determinante para ayudar a cambiar la percepción ciudadana, ya
que dejó de poner su atención en los problemas no resueltos e incluso agravados
por el gobierno actual como la inseguridad y la mala economía.
Las autoridades locales electas por MORENA están
sometidas al escrutinio público al igual que las electas por los partidos
tradicionales. En lo general los gobiernos estatales y los ayuntamientos de
MORENA están reprobados o con calificaciones muy bajas, tan bajas como
cualquiera del PRI o del PAN. En las entidades donde MORENA gobierna perderá el
atributo diferenciador de ser una oferta de cambio o al menos ya no será
percibido como un partido capaz de hacer mejores gobiernos.
Los
candidatos de MORENA
En el 2021 Andrés Manuel López Obrador no será la
figura carismática que arrastre el voto a favor de los candidatos de su
coalición. En esa medida pesarán mucho más la imagen y la trayectoria de los
nominados, quienes ya no podrán mimetizarse con las siglas del partido y
tendrán que salir a enfrentar el escrutinio ciudadano. Conviene recordar que MORENA
no tiene una clase política propia y depende de los despojos o las escisiones
de sus adversarios, muchos de los cuales ya son autoridades y sus resultados no
son tan reconocidos por la ciudadanía. Además, las luchas internas por los
cargos del partido y por las candidaturas son sumamente agresivas, donde muchos
de los aspirantes serán eliminados por ataques provenientes de sus compañeros
morenistas.
La
oposición
En este momento la oposición se percibe debilitada y
desorganizada. Los dirigentes de los partidos administran su papel con cautela,
mientras que las militancias no le exigen a sus dirigencias que asuman
posiciones más críticas frente a las decisiones del gobierno.
El control de la Cámara de Diputados dependerá de si
los partidos de oposición juegan para que pierda MORENA -en la lógica de
facilitar el triunfo de algún candidato opositor- o contribuyen al triunfo de
MORENA mediante la división del voto anti régimen. Existe una línea muy tenue
pero definitiva entre competir para dividir a la oposición o competir para que
uno de los opositores gane.
En este factor entran los nuevos partidos, unos que
jugarán abiertamente a favor del régimen y otros que probablemente jueguen a
dividir a la oposición. El partido México Libre de Felipe Calderón podría llevarse
una parte decisiva del voto panista y hacer que el PAN pierda algunos distritos
urbanos.
Las
organizaciones sociales y civiles
Ante la parálisis de la oposición política han surgido
infinidad de movimientos sociales en contra de López Obrador y de MORENA. Las
cámaras empresariales también han estado entre los opositores más críticos del
nuevo régimen. Estos grupos han crecido en simpatía y en influencia. En este
momento no sabemos qué papel jugarán esas organizaciones, si favorecerán solo a
un partido, si apoyarán a los candidatos de oposición que puedan ganar sin
importar el partido que los postula o simplemente no tendrán una participación
orgánica en las campañas.
Finalmente, la variable que aún falta por despejarse
es la llamada “nueva normalidad” con todas sus problemáticas que ocasionarán
costos políticos ¿Quién pagará esos costos políticos de la pandemia? Nadie lo
sabe. Lo que sí sabemos es que el electorado está dividido en 4 grupos. Uno que
se moviliza totalmente a favor de López Obrador y otro que lo hace en contra,
faltaría por definir cómo se comportan los que aún apoyan al presidente pero se
están decepcionando y los decepcionados que prefieren abstenerse porque nadie
les satisface.
La moneda está en el aire y la del 2021 será, quizá,
la última oportunidad para rescatar intacta a nuestra democracia. Recordemos
que los votantes elegirán entre los malos del pasado o los malos del presente
¿Quién será peor? En poco más de un año lo sabremos.