La Revista

Los horrores y legados de las guerras

Marco Cortez Navarrete
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Por: Marco A. Cortez N.

Ninguna, absolutamente ninguna guerra, es justificable, bajo ninguna circunstancia, razón o motivo. Los enfrentamientos bélicos lo único que dejan es muerte, dolor, sufrimiento y secuelas en los económico, político y social.

Pareciera que el mundo no aprende con dos guerras mundiales e infinidad de enfrentamientos y masacres a mansalva en diferentes partes del mundo, no solo hoy en Ucrania país libre y democrático invadido por uno de los ejércitos más poderosos del mundo y que hoy, guste o no, está bajo el mando de un dictador Vladimir Putin, con más de dos décadas al frente de Rusia y que busca, según dice, hacer justicia en dos regiones ucranianas sin importarle las leyes internacionales y mucho menos la vida de millones de civiles ajenos a los intereses geopolíticos de quienes históricamente se disputan la propiedad de algo que nunca les ha pertenecido no pertenecerá porque la tierra, la naturaleza no es propiedad de nadie, llámese Marco Polo, Napoleón Bonaparte, Adolfo Hitler o Vladimir Putin.

Y todavía así nos preguntamos el por qué del surgimiento de un virus que amenazó con arrasar como pasó con la Gripe Española precisamente después de una guerra mundial y que además de los muertos por las balas y los cañonazos, se llevó a 50 millones más de personas. Para fortuna del continente americano en aquella época los medios de comunicación no eran tan rápidos y sofisticados, atravesar un océano no era muy fácil y por lo tanto las enfermedades no llegaban como ahora, en avión y otros medios de transporte, que permiten perfectamente a los virus y bacterias no solo a vivir sino a reproducirse con enorme facilidad y hasta mutar para permanecer y continuar haciendo daño.

Regresando a Europa con el tema de Ucrania que alguna vez perteneció a la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y que es ahora una de las razones por las cuales Putin no tan solo reclama regiones de esta nación sino que amaga con apoderarse de ella y una vez logrado este objetivo ir por otras naciones que también formaron parte de aquel gran bloque soviético que hacia temblar al mundo bajo la batuta de líderes como Nikita Jruschov (en ocasiones transliterado “Khrushchev”) y/o Krusev y Leonid Brézhnev.

De otro lado del charco, está otro país, sí me refiero a los EEUU, acostumbrado a participar en guerra tras guerra, auto-definiéndose defensor de la democracia y hacer del armamento toda una industria y buscar pequeñas o naciones pobres para probar los alcances de su tecnología bélica para mostrar al mundo y especialmente a otros países de buscan también el liderato mundial, piensen dos veces antes de hacer algo, hablo de Rusia, de China y de Corea del Norte, específicamente, aunque hay otras potencias como Turquía, Pakistán y la India que calladas observan el devenir de las cosas esperando el momento para dar el zarpazo y colocarse en este ansiado liderato mundial que lo único que genera es, repito, muerte, dolor y sufrimiento, mucho sufrimiento.

Creo que el pueblo ucraniano es quien debe definir dónde estar, qué ser y permitir quién los represente, no Vladimir Putin, un hombre que en Occidente es visto por mucha gente como un mito, un héroe o una leyenda cuando en realidad es un ser humano con un inmenso poder que busca más y más y más. Lo mismo EEUU y sus aliados, no son perita en dulce, su enorme control no tan solo político y bélico se extiende con mucho más rigor al tema económico que hoy por hoy es realmente el sector que domina al mundo: la economía es la llave para enriquecer a un grupo, a un pueblo, a una nación y también para desaparecer si es necesario a medio mundo, así de sencillo.

Hasta la próxima y sean felices…mientras se pueda

Marco Cortez Navarrete
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