Este miércoles, los familiares de Lyle y Erik Menéndez elevaron emocionadas solicitudes para que los hermanos sean liberados, tras más de tres décadas encarcelados por el asesinato de sus padres. Con un caso que ha acaparado la atención pública y ahora revive con nuevas pruebas, el fiscal de distrito del condado de Los Ángeles, George Gascón, está evaluando las evidencias que podrían cambiar el rumbo de este complejo y controversial juicio.
Más de 20 familiares de los hermanos han formado una coalición con el objetivo de instar a las autoridades a revisar el caso y a anular las condenas, o bien a realizar un nuevo juicio. El núcleo de sus argumentos reside en las pruebas que, según los familiares, demuestran que Lyle y Erik fueron víctimas de años de abuso físico y sexual a manos de su padre, José Menéndez.
En 1996, los hermanos Menéndez fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por los brutales asesinatos de sus padres, José y Kitty Menéndez, en su hogar de Beverly Hills. Aunque los hermanos nunca negaron haber cometido el crimen, su defensa se basó en la alegación de que actuaron en defensa propia tras sufrir años de maltrato a manos de su padre.
Una de las voces más destacadas en esta jornada fue la de Anamaria Baralt, sobrina de José Menéndez, quien afirmó ante los medios: “Si el caso de Lyle y Erik se escuchara hoy, con la comprensión que ahora tenemos sobre el abuso y el PTSD, no tengo dudas de que su sentencia habría sido muy diferente”. Esta declaración refleja el cambio en la sociedad y en el sistema judicial con respecto al tratamiento de víctimas de abuso, especialmente en el contexto de la violencia intrafamiliar.
La tía de los hermanos, Terry Baralt, también leyó una declaración durante la conferencia: “Imploro a la oficina del fiscal del distrito que ponga fin a nuestro sufrimiento prolongado y libere a Lyle y Erik de regreso a nuestra familia. Treinta y cinco años es mucho tiempo. Mi oración es vivir lo suficiente para ver a mis sobrinos nuevamente y abrazarlos una vez más”.
En 2023, los abogados de los Menéndez presentaron una petición basada en nuevas evidencias, incluyendo una carta escrita por Erik Menéndez a un primo, donde hace alusión al abuso que sufría por parte de su padre. Además, los abogados incluyeron una declaración jurada del exintegrante de la banda Menudo, Roy Rosselló, quien aseguró que José Menéndez lo agredió sexualmente en la década de 1980, cuando José era un importante ejecutivo de la industria discográfica.
El caso ha ganado nuevamente notoriedad tras el estreno de la serie de Netflix “Monstruos: La Historia de Lyle y Erik Menéndez”, que, junto con un documental sobre el juicio, ha puesto de nuevo en el centro del debate público la posibilidad de que los hermanos hayan actuado como víctimas en lugar de asesinos premeditados.
Joan VanderMolen, hermana de Kitty Menéndez, manifestó desconocer la magnitud de los abusos que los hermanos sufrieron a manos de su padre. “No tenía idea de la magnitud del abuso que sufrieron. Sabemos que el abuso tiene efectos duraderos, y las víctimas de trauma a veces actúan de maneras que son muy difíciles de entender… El mundo entero no estaba listo para escuchar que los niños podían ser violados”, señaló en una declaración.
No todos los miembros de la familia Menéndez comparten la opinión de que Lyle y Erik deberían ser liberados. Milton Andersen, hermano de Kitty Menéndez, acusó al fiscal Gascón de traicionar a las víctimas y a sus seres queridos. A través de su abogada, Kathy Cady, afirmó: “Las acciones a sangre fría de los hermanos Menéndez destrozaron a su familia y dejaron un rastro de dolor que ha persistido durante décadas”. Cady añadió que no fue informado sobre la decisión de reabrir el caso ni sobre la conferencia de prensa anunciada por el fiscal.
A pesar de esta oposición, la revisión de las pruebas continúa. Gascón, por su parte, ha reconocido que su oficina está analizando las evidencias, aunque subrayó que no existe duda alguna de que los hermanos cometieron los asesinatos. En sus propias palabras, “la carta trata sobre el abuso, que fue la piedra angular de su defensa”, señalando que el trauma sufrido por los hermanos podría haber jugado un papel determinante en sus acciones.
Con el foco mediático en el caso y la creciente presión de los familiares, la decisión de liberar o mantener en prisión a Lyle y Erik Menéndez podría cambiar en las próximas semanas. Mientras tanto, el debate sobre si los hermanos fueron víctimas o asesinos sigue dividiendo a la sociedad estadounidense.