En una noche de dominio absoluto, los Minnesota Vikings lograron una contundente victoria sobre los Chicago Bears con un marcador de 30-12. El encuentro, disputado en el U.S. Bank Stadium, reflejó las realidades contrastantes de ambos equipos: los Vikings demostraron ser un equipo eficiente y oportuno, mientras que los Bears, una vez más, sucumbieron ante sus propios errores y falta de ejecución en momentos clave.
Desde el inicio, Minnesota impuso su ritmo al capitalizar los errores de Chicago. El primer cuarto dejó en evidencia las dificultades ofensivas de los Bears cuando Jonathan Greenard consiguió un strip sack sobre Caleb Williams, provocando un balón suelto que fue recuperado por Blake Cashman. Esto permitió a los Vikings tomar ventaja en el marcador con un gol de campo temprano. Poco después, Sam Darnold conectó con Justin Jefferson en un pase de 15 yardas para touchdown, aumentando la ventaja a 10-0 al final del primer cuarto.
La defensa de los Bears tuvo momentos brillantes, incluyendo una intercepción en la zona roja por Tyrique Stevenson, quien aprovechó un mal pase de Darnold bajo presión. Sin embargo, la ofensiva de Chicago no logró capitalizar esta oportunidad, siendo detenida una y otra vez en situaciones cruciales. El equipo terminó la noche con un preocupante 1 de 11 en terceras oportunidades y 1 de 3 en cuartas, reflejando la falta de consistencia que los ha afectado durante toda la temporada.
Minnesota continuó ampliando su ventaja en el segundo cuarto. Tras detener a los Bears en cuarta oportunidad por segunda vez, los Vikings llevaron el marcador a 13-0 antes del descanso gracias a un gol de campo de Will Reichard. El control del reloj y la eficiencia en las posesiones fueron claves para Minnesota, que acumuló 180 yardas totales en la primera mitad, comparadas con solo 106 de Chicago.
La segunda mitad no fue diferente. Aaron Jones, quien tuvo una destacada actuación con 106 yardas totales, comenzó a dominar el juego terrestre y anotó un touchdown en el tercer cuarto, culminando una serie de 70 yardas en 12 jugadas. La defensa de los Bears, ya agotada, no pudo frenar a Jones, quien logró avances consecutivos de 8, 9 y 14 yardas, consolidando la ventaja de Minnesota a 20-3.
Chicago finalmente encontró algo de vida en el último cuarto cuando un bloqueo de despeje le dio una posición de campo favorable. Caleb Williams, luchando contra una noche complicada, lanzó un pase de touchdown a Keenan Allen en cuarta oportunidad, su mejor jugada del partido. Sin embargo, el intento de conversión de dos puntos falló, dejando el marcador 27-12. Los Vikings no tardaron en responder, recuperando la patada corta y cerrando el partido con otro gol de campo de Reichard, el tercero de la noche, para sellar el definitivo 30-12.
Sam Darnold, a pesar de algunos momentos inconsistentes, terminó con 231 yardas aéreas y un pase de touchdown, mientras que Justin Jefferson fue su principal objetivo con 6 recepciones para 58 yardas y una anotación. Aaron Jones fue la pieza clave del ataque terrestre, castigando a la defensa de Chicago y asegurando el control del partido en la segunda mitad.
Por el lado de los Bears, Caleb Williams mostró destellos de su talento, pero terminó con números discretos debido a la presión constante y la falta de protección por parte de su línea ofensiva. La ineficiencia en terceras oportunidades y las penalizaciones costosas fueron el reflejo de una ofensiva incapaz de sostener drives largos o capitalizar oportunidades.
Con esta victoria, los Minnesota Vikings mejoraron su récord a 12-2, colocándose en una posición privilegiada para disputar el primer lugar de la NFC y asegurando su estatus como contendientes serios de cara a los playoffs. Mientras tanto, los Chicago Bears, sumidos en una temporada marcada por frustraciones, deberán enfocarse en corregir sus problemas estructurales si esperan ser competitivos en el futuro cercano.