La Revista

Los niños deben de aprender a emprender

Edwin Carcaño Guerra
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En el año 2008 tuve la oportunidad de estudiar en el Mount Carmel Training Center ubicado en Haifa, Israel. Fue una experiencia maravillosa poder conocer desde el Desierto del Néguev hasta el Mar de Galilea y Jerusalén. Viví en un Kibutz en donde todos teníamos diferentes responsabilidades. Había gente que planchaba la ropa, otros tenían que cocinar y yo me encargaba de la tienda de golosinas y refrescos. La cultura emprendedora esta en todos lados. Recuerdo un dicho que decía: “Si eres un verdadero Sionista entonces genera valor para Israel.  

 

En cierta ocasión visitamos un Kibutz al norte de Israel. Uno de los objetivos de esa visita era una primaria en donde los niños, desde primero hasta sexto, generaban un proyecto emprendedor que al final se convertía en propiedad de la escuela. Pensé que los proyectos iban a ser salsas caseras o pasteles con recetas de sus abuelas. En realidad, estaba yo muy equivocado. El proyecto era un desarrollo de software para poder generar más orden y valor en los inventarios de las bodegas del kibutz.  

 

Los que en esa ocasión visitábamos esa escuela primaria israelí éramos, en buen numero, latinoamericanos. Nuestra cultura latina, tan poco emprendedora y admiradora de seres tan nefastos y abominables como el “Che” Guevara, sufrió una fuerte llamada de atención. Ahí esta de nuevo la prueba: la riqueza y el bienestar no vienen de un cheque del gobierno sino de la iniciativa de los ciudadanos. Cuando una población se compromete con la productividad y el desarrollo tecnológico el socialismo se va a la basura.

 

Recuerdo que cuando regrese a México arme varios pequeños talleres de tres días para que niños pudieran desarrollar un producto y venderlo en un stand. Mi primer proyecto de niños emprendedores tenia que ser en Monterrey. Ahí conviví con niños Millennials y Contemplativos realizando proyectos para mejorar la calidad del aire del área metropolitana. Mi conclusión es que el potencial emprendedor de México es muy grande, pero necesitamos menos culto a bandidos como Emiliano Zapata y más impulso a la innovación.

Edwin Carcaño Guerra
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