La Revista

Los últimos caprichos…

Cristina Padin
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Por: Cristina Padín.

Y a la contadora de historias lo que desde niña le gustaba era, naturalmente, contar historias… Inventarlas en algún caso, escuchar algunas y narrarlas en otro.. así se gestó un cuento que prometía emociones y lágrimas.. Así es lo que es bonito..

Ella no necesitaba selfies para presumir.. de hecho no presumía. Era culta y sensible.. y trabajadora de las que trabajan, no de las otras. Leal, amiga, hermana, gallega, hija, esposa, madre. Una mujer de ley, amante de la música. De la verdad y de las gominolas.

Ella trabajaba en una pastelería..

La otra ella, en esta narración hay dos ellas, llegó al establecimiento con una delgadez no deseada, con un color no bonito, con el monstruo dentro de su cuerpo, su alma, su tiempo. Iba con un él, que era afable y muy cariñoso, y realizó su petición…

Esa ella adoraba el sabor de los huesitos de Santo. Esos dulces alargados de mil gustos que se venden cuando se anuncia noviembre. No podía ser.. no se hacen esos huesos fuera de temporada, no es posible. La primera ella buscó soluciones..

La segunda ella dijo que llegaría noviembre. Pero ella ya no estaría..

Se fue, con su él, y con la seguridad de que sus días y noches tienen caducidad corta. Hubo llamadas, hubo mensajes.. la ella sin tiempo sabía muy bien que la ella con entrega nunca escatimaba tiempo en ayudar a los demás. Era noble..

Agradeció tanto desvelo. Hoy, al fin, sí se puede hacer una excepción y preparar esos dulces. La jefa de la ella que no se rinde ha dicho sí. Pero la ella que anhelaba los últimos caprichos, los que roba el puto cáncer, no ha vuelto al lugar ni ha dejado huella..

Queda la oración para que en algún momento de su escaso saldo temporal esa ella vuelva a acudir a la pastelería.

Muchas historias de la contadora de historias van con moraleja. La de este cuento es que el bien siempre vence..

(…aunque a veces cueste verlo)…

Esta historia es real. Rezo para que esa señora pueda comer una vez más sus apreciados huesos de santo
La primera ella es mi amiga y se llama Ana, un orgullo de amiga
Dedicado a las personas que, del modo que sea, hacen felices a otras
A mi querido Luis
A los contadores de historias, creo que la literatura oral es clave de todo, es cultura y alma
A mi amigo Jm
A mi amigo Manuel
A todos aquellos que conocen de cerca al maldito monstruo que es el cáncer
A mi querido Juli, siempre generoso
A las personas valientes

Cristina Padin
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