Uriangato, Guanajuato. — La Plaza de Toros San Miguel registró una muy buena entrada —lleno en sombra y un tercio en sol— con un público deseoso de ver toros y que disfrutó de principio a fin lo acontecido en el ruedo.
Con clima extraordinario se lidió un encierro de San Martín, impecablemente bien presentado, con kilos y edad. Cuatro toros cumplieron, destacando el cuarto de la tarde y el sexto, “Villancico”, que mereció los honores de vuelta al ruedo.
Diego Silveti firmó una tarde de mucha solera y gusto. En el segundo de su lote, un toro con emotividad y clase aunque de poca duración, realizó una faena muy torera, artística y reposada por ambos pitones, que caló hondo en los tendidos. El final fue sublime, toreando por bajo a gran nivel. Mató recibiendo con estocada entera que no hizo los efectos esperados, obligándolo a usar el descabello para cortar una oreja más que merecida.

Antes de iniciar el festejo, Sergio Flores sufrió un fuerte susto durante el sorteo al zafarse de un barandal y caer de fea manera. Fue trasladado a un centro hospitalario para su revisión e inyección que le permitiera actuar. Superado el sobresalto, salió a derrochar deseos y oficio: su primero presentó complicaciones y en el segundo realizó una faena enjundiosa que no pudo coronar con el acero.
El triunfo rotundo correspondió a Luis David Adame, quien cuajó una faena pletórica al extraordinario sexto, “Villancico”, al que incluso se le solicitó el indulto. Petición que Adame ignoró en busca del triunfo grande. Cubrió los tres tercios, destacó en un impecable quite por Lopecinas y arrancó la faena de muleta con tres cambiados impactantes. Dos orejas le abrieron la puerta grande, saliendo a hombros como triunfador del festejo. En su primero, mostró voluntad y disposición.

Una tarde completa en Uriangato, con toros, emoción y un triunfo que quedó en la memoria de la afición.


