Eran tan extraños como similares. Aunque M y C ya se conocían en verdad el Camino de Santiago les había unido. Un cuarteto en el tiempo y en el momento. Echaban de menos Sevilla.. ese miércoles del año!, y aquel día de abril componían cuartetas de melancolía con temple y con fe…
Mientras C soñaba con M pasaba la tarde y pasando el día soñaba M con C. No pudo ser ni había podido ser en otra ocasión. Les unían los cuentos y las cuentas, y el toreo de los que quieren ser toreros, y las notas en cuadernos, las islas de Ons, la cultura, tanta música en su piel..
V era un volante. Un volante blanco que podría ser rojo y que podría ser rosa, la alegría de la sevillanía, el flamenco, la bohemia, El Pele, Enrique Morente, Paco de Lucía.. un volante que susurra abril cuando pasa por la calle caminito de la feria. Se echa tanto de menos..
P era un punto andaluz en campos de Castilla, el orden, la educación. Bitcoin y novela histórica, toros en Granada y Depeche Mode en el ipod… alguien con templanza y con horarios. Donde C era un arrebato P era prudencia y formalidad. Y los dos con una copa de vino..
M era de Galicia, V de Sevilla, C no era de España y P era de Andalucía. Cuatro letras echando de menos las letras de la palabra Sevilla..
Dedicado a Sevilla
A mis sevillanos
A Pablo
A Luis
A Lorena, que ama los volantes
A M, V, C y P
Al toreo
A la música
Y a la cultura
Al Camino de Santiago
