El 25 de noviembre de 2025 el oficialismo en Venezuela convocó una multitudinaria marcha en Caracas —desplegándose también en otras ciudades— para protestar contra lo que calificaron como “amenazas” de Estados Unidos, tras la declaración del supuesto Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera.
La movilización, identificada oficialmente como “Marcha de la Bandera y la Espada del Libertador Simón Bolívar”, reunió a simpatizantes del gobierno, miembros de la milicia, fuerzas militares y policiales, así como ciudadanos que portaban banderas nacionales, imágenes del presidente Nicolás Maduro, y vestían prendas con símbolos patrióticos.
El recorrido culminó en la Academia Militar del Fuerte Tiuna, donde Maduro encabezó el acto central. Durante su discurso, advirtió que Venezuela atraviesa una “coyuntura decisiva para la existencia de la República”, convocó a la unidad nacional y exigió a civiles, militares y policías “diez veces más” esfuerzo para defender el territorio.
Como parte del acto simbólico, Maduro desenfundó la histórica “Espada del Perú” —reconocida como la espada del libertador Simón Bolívar— con la que juró entregar “todo su esfuerzo por la victoria de Venezuela ante las agresiones imperialistas”. Este gesto fue presentado por el gobierno como una reafirmación de soberanía y orgullo nacional.
La manifestación se produce en un momento de tensión entre Caracas y Washington, con un despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe bajo la justificación de combatir narcotráfico, lo que ha desatado temor a una escalada diplomática o militar. En ese contexto, el gobierno venezolano ha buscado proyectar una imagen de unidad y resistencia interna, con la movilización como una demostración de apoyo popular al régimen.
