Este domingo se confirmó el deceso del fotógrafo británico Martin Parr, reconocido por su capacidad de reflejar con humor, ironía y color las dinámicas sociales del Reino Unido —y en ocasiones de España—. Su familia anunció que el artista falleció “en paz” en su casa de Bristol.
A lo largo de más de cinco décadas de trayectoria, Parr transformó la fotografía documental al renunciar al tradicional blanco y negro para adoptar una estética en colores saturados, cercana a la postal de otra época. Su libro más emblemático, The Last Resort (1982‑1985), retrató a bañistas de clase trabajadora en playas británicas con una crudeza que algunos sintieron condescendiente, aunque su intención fue siempre exhibir una realidad sin filtros.
Tras ese trabajo, Parr exploró temas como el consumismo, la globalización del turismo y las divisiones de clase social con proyectos como The Cost of Living, Small World y Common Sense, extendiendo su mirada crítica y satírica al estilo de vida contemporáneo.
Aunque su obra provocó debate —algunos lo acusaron de clasista o condescendiente—, muchos otros lo consideraron un cronista esencial de su tiempo: su lente no buscaba embellecer, sino mostrar lo cotidiano con honestidad, color e ironía.
Parr también contribuyó al campo fotográfico apoyando a nuevas generaciones a través de la Martin Parr Foundation, que resguarda su legado y promueve la fotografía documental, ampliando su impacto más allá de su obra personal.
Con su partida, el mundo de la fotografía contemporánea pierde a uno de sus más grandes representantes: un artista que convirtió lo ordinario en reflexión, provocación y belleza.
