Instalado como presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín habla de los retos a que se enfrenta, del PRI, de la oposición, de sus aspiraciones a la gubernatura y de otros temas.
¿Qué representa para usted ser de nuevo presidente de la Cámara de Diputados?
En primer lugar es motivo de orgullo por la confianza que depositan en mí mis compañeros, incluso los diputados de otras bancadas.
En segundo, representa un reto muy importante porque, como pudimos apreciar en esta sesión (de instalación de la mesa directiva), no es nada sencillo construir acuerdos. Buscar los espacios donde se puedan alcanzar acuerdos es un reto para mí y me considero una persona con mucha capacidad para lograrlos.
Y en tercer lugar, pues representa una gran oportunidad de demostrar mi capacidad, lo cual siempre es muy positivo.
Creo que el Congreso es la esperanza real de México y puedo tener la oportunidad de hacer una contribución significativa si logramos los acuerdos que se necesitan en el año electoral más complejo de la historia del país.
¿Cuál es la connotación que le da al trabajo legislativo el hecho de estar en la antesala de un año electoral?
No sólo una connotación: le aporta un riesgo enorme. Si los partidos no son capaces de superar, de rebasar sus intereses electorales, estamos perdidos. Lo digo en términos reales. El país se puede quedar paralizado legislativamente, le puede salir carísimo en términos económicos el no alcanzar acuerdos. Podemos perder nuestras calificaciones internacionales. Podemos perder las expectativas económicas… ¿Y qué pasa entonces? Pues la gente pierde empleos, pierde salarios, pierde créditos. De ninguna manera debemos ponernos los partidos en ese escenario. El Congreso se debe asegurar de que eso no ocurra.
¿Cuáles son los principales temas de la agenda?
En primer lugar están los temas de seguridad. No podemos seguir tranquilos mientras los soldados, los marinos, están haciendo labores de policía cuando la ley no los faculta para hacerlo. No vamos a tener cara para ver a los hijos, a la esposa de un marino procesado por delitos contra los derechos humanos o por haber violado el procedimiento penal con la cadena de custodia.
Ellos no tienen un mandato para eso. Los estamos usando para eso y al parecer no queremos reconocer el grado de urgencia que tiene vivir dentro de un Estado de Derecho y saber que el marino que está tiroteándose con los delincuentes, el soldado que está siguiendo una investigación para alcanzar a unos delincuentes no tiene el marco legal para hacer todo eso. Hoy lo hacen y no es legal.
Muchos ven en su nuevo cargo una gran proyección en sus aspiraciones a la gubernatura del Estado.
Eso es cierto. Si lo hago bien añado puntos positivos a mi carrera política. Si no lo hago bien, sin duda la gente tendrá derecho a decir: “Bueno, en esto Ramírez no ha resultado tan positivo”.
¿Qué dice a quienes consideran que se alejará del Estado?
Nada más inexacto. Será lo contrario. No sólo no me alejaré sino que con toda seguridad en el tema de presupuesto, en cualquier reforma legal, en cualquier circunstancia política Yucatán estará sentado en la mesa de discusión o de negociación. Eso es una gran ventaja para el Estado, no sólo para mí. La verdad es que en distintos cargos he podido hacer cosas por Yucatán.
Cuando fui secretario de la Sedatu tuvimos un presupuesto de vivienda histórico. Cuando fui representante de Yucatán (en Ciudad de México) tuvimos actividades que nunca se habían realizado. Tuvimos una fuerte presencia aquí.
Siempre he tratado de que el Estado luzca por dos razones fundamentales: la primera, porque efectivamente lo quiero y está en mis aspiraciones; la segunda, y la más importante de todas, porque quiero seguir viviendo allá, quiero que mis hijos y sus hijos también sigan viviendo allá.
Si no resulta candidato a gobernador, ¿tiene en mente algún plan B?
Creo que no puedes hacer un plan B si no tienes bien perfilada esa aspiración. Hoy no tengo un plan B, pero ser gobernador no es tampoco mi mayor obsesión… Ni siquiera es una obsesión. Soy una persona que cree en que hay que apasionarse, nunca obsesionarse. La pasión da motivos para vivir. Las obsesiones te matan.
No tengo ninguna razón para andar diciendo: “Ah, bueno, si no soy gobernador me gustaría ser esto o hacer esto otro”. No. He hablado de mis aspiraciones con confianza a mis paisanos, pero también he dicho que no es lo único que llena mi vida.
¿Esto significa que levantaría la mano a otro candidato?
Sí, por supuesto. Lo primero que entiendo es que si las condiciones son mejores para otro y el partido hace las cosas como deben ser, poniendo cada cosa en su lugar y tomando en cuenta a todos, no hay que regatearle la posibilidad de un triunfo.
Veo gente que tiene las mismas aspiraciones y los mismos derechos que yo. Si alguno demuestra que es más capaz y está en mejores condiciones que yo para ganar, yo sería el primero en decir que vayamos con fulano, con mengano o con zutano.
¿Cómo es su relación con los demás aspirantes del PRI?
Buenísima. La verdad muy bien. Con los que son más o menos de mi edad, de gran compañerismo. Algunos fueron, muy jóvenes, mis alumnos. Otros fueron, no tan jóvenes, mis compañeros diputados, en el gobierno y en el partido, por supuesto. Y con los más jóvenes, la verdad es que ha sido una maravillosa experiencia. No me ha costado ningún trabajo nunca compartir objetivos con jóvenes o viejos. Yo no creo en las etiquetas. Ser viejo o ser joven no significa algo por sí mismo. Yo creo que hay jóvenes talentosísimos, con todo el derecho a aspirar a dirigir los destinos de un estado, Yucatán o cualquier otro.
No es una cuestión de edades. Nos hemos equivocado cuando hemos puesto etiquetas y hemos dicho: “Ah no, lo que se necesitan son rostros jóvenes”. ¡Ujum!
Y también cuando hemos dicho: “No, lo que necesitamos son técnicos”. ¡Ajá!
En temas políticos, sobre todo tratándose de democracia, no hay edades. No deben ponerse etiquetas y no deben imponerse modas.
¿Qué papel jugará el gobernador en la elección?
Yo espero que juegue un papel fundamental. Creo que el primer priista, el primer “ranqueado” por el partido, alguien a quien llevamos al cargo, tiene una responsabilidad fundamental frente a la historia, y es participar activamente en su propia sucesión. ¿Qué quiere decir activamente? ¿Parcialmente? ¿Inclinarse por A, B o C? No, al contrario: crear todas las condiciones para que salga el mejor. Si hay algún gobernador que entiende bien esto, o un político que entiende bien esto, sin lugar a dudas es Rolando Zapata.
Ahora, ¿cómo veo yo al gobernador? Jugando un papel central más allá de la decisión del candidato, de la siguiente manera: el proyecto que inició Rolando Zapata tiene que continuar sí o sí. El Estado no se puede dar el lujo de decir: “Vamos a inventar una nueva fórmula”. La fórmula está probada: crea empleos, empuja la economía, resuelve temas de pobreza, aumenta los niveles educativos, y con todo el esfuerzo que se ha hecho, lo que hay que hacer es aprovecharlo y exponenciarlo.
¿Hay riesgo de división en el PRI?
Siempre hay riesgo. No debemos ser tampoco demasiado ingenuos. El partido tiene responsabilidades, tiene que hacer las cosas bien.
Pasando a lo personal, ¿cuál es su sueño?
Sueño es una palabra muy retadora. Mi principal sueño sería que no hubiera un solo joven entre los 13 y los 25 años que no tuviera una actividad alternativa que desarrollar. Mi máximo sueño es ver las calles llenas en las tardes, pero de jóvenes trasladándose a sus clases de inglés, a sus clase de karate, a su gimnasio, a su entrenamiento de atletismo… Ver las calles llenas de mamás llevando a sus hijos a esas actividades. Es mi mayor sueño. ¿Y eso qué hará? Abatir totalmente los niveles de adicciones, tener ciudadanos mucho más sanos, y eso elevaría los niveles de productividad del Estado y nos haría muy prósperos.
¿En qué sueño yo? En buenas casas, con bonitos espacios, con tamaños suficientes para que viva la familia cómoda y con gente que entra y sale de esa casa satisfecha porque tiene trabajo, vestido, techo, salud y educación… Ese es mi sueño.
¿Algo a lo que tema?
Sí, a las gallinas. No puedo agarrar una gallina, en general a las aves.
¿Por qué?
Yo creo que se debe a que de alguna manera relacioné a los dinosaurios con los pájaros y las aves en general. Y entonces… No sé, me dan miedo. La película de Alfred Hitchcok “Los pájaros”, por ejemplo, es la más terrorífica que he visto en la historia. ¿A qué le temo? A un ataque de pájaros. Creo que muero de un infarto.
¿Cómo ve a la oposición en general?
Me preocupa el PAN seriamente.
¿Por qué le preocupa?
Este PAN que veo ahorita es diferente del PAN que conocí de joven y, por decir de alguna forma, el PAN con el que nos crecimos y nos formamos. Si algo fue diferente para los políticos del PRI que nos formamos en Yucatán es que nuestra capacidad de diálogo, de negociación y también de respuesta se entrenó gracias a una oposición muy firme, muy crítica, muy vertical, pero también muy constructiva. Y lo que me preocupa de este PAN es que a veces no los veo (a sus militantes) tan verticales, a veces no los veo tan críticos y a veces no los veo nada constructivos, ni con ellos mismos. A veces veo a este PAN como a los niños cuando son muy niños, que hay que ponerles unos guantecitos para que ellos solos no se rasguñen. Eso no demerita a sus integrantes. Hay gente de primera en el PAN, como en todos los partidos.
Hay que decirlo también: no es una crisis del PAN exclusivamente. Todos los partidos estamos viviendo esa etapa crítica de no reconocer nuestras identidades. ¿A qué le tengo miedo? Pues a que la gente se canse de nosotros, de los partidos, y busque opciones más radicales. ¿Qué es lo que cansa a la gente? Esperar. Está esperando las respuestas y ya le dio confianza a uno, a otro y a otro. Hay que decirlo también: no es general, no se puede universalizar. Hay gobiernos muy exitosos, de gente que hace bien las cosas. Y no es porque me convenga, pero es el caso de Yucatán.
¿Algún mensaje para los yucatecos?
Les garantizo a los yucatecos que el yucateco que está aquí sentado va a dar hasta la última gota de sangre para que las cosas sirvan al país. Voy a hacer que se sientan orgullosos de tener a un paisano en la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados. Va a ser una mesa muy difícil, pero confío, primero, en mi buena fe; segundo, en mi capacidad, y tercero, en el apoyo de mis compañeros para salir adelante.
Con información de Diario de Yucatán.