Podríamos acusar a nuestra clase política de cualquier cosa que nos pase por la cabeza, más allá de si son de izquierda, centro o derecha, solemos ponerlos a todos dentro del mismo saco de rateros, corruptos, traidores, etc… el caso es que no vemos lo bueno, solo vemos lo malo, cierto, tampoco es que nos hayan dado elementos para ponernos de pie y aplaudirles y, no obstante, cuando veo esa generalización desde una
división entre “la clase política” y “el pueblo” es cuando me cuestiono acerca de lo que estamos haciendo pues, si bien nuestros políticos están para servir, debemos exigirles que lo hagan. Sin embargo, exigir lleva un acto de responsabilidad intrínseca, es decir, exigimos lo que damos. Por ejemplo, no podemos exigir honestidad en nuestros representantes mientras vemos como en un accidente carretero, llegan personas a vaciar las cajas de los traileres siniestrados, así, sin pena, llevando a sus hijos para que aprendan del ejemplo de los padres al tomar lo que no es suyo, de felicitarse por “la buena suerte” de estar en el momento en que un conductor cometió un pequeño error que si no le costó la vida, seguro le costará su chamba, el momento en que una empresa pierde miles de pesos porque la están robando ante los ojos de todos y nadie hace nada…. naaa, la empresa no pierde, los bienes están asegurados, ok, concedamos que sí, la empresa paga el deducible y supongamos que no es mucho, esos productos que iban destinados a un lugar, ya no llegarán provocando desabasto o
encarecimiento o el cierre de pequeñas empresas que lo requerían para sus ventas y así alimentar a sus familias.
¿Exagero? No lo creo pues más allá del valor en metálico, es la falta de valores, es el ejemplo perjudicial, es el robar descaradamente y luego decir que estamos mal como país.
Veamos, si metemos a nuestros políticos en el mismo saco, entonces es responsabilidad nuestra el hacer las cosas de manera correcta y el terrible problema
que se nos presenta es que como solos no vamos a poder cambiar las cosas, entonces no las hacemos y si alguien se comporta de manera correcta, es su misma sociedad la que lo estigmatiza por ser muy “tonto” y usamos la peor pero, más común frase de
nuestro país “el que no transa, no avanza”.
Sentimos que nuestros actos no impactarán en nuestra sociedad por lo que, nos dejamos llevar por la marea de la mayoría, todos lo hacen entonces debemos hacerlo pero, luego, cuando vemos a nuestra clase dirigente hacer lo mismo entonces nos ofendemos. “El pueblo tiene el gobierno que se merece” reza un famoso dicho y es cierto en todo sentido, nuestros representantes son eso justamente, la representación de lo que somos.
Es imposible modificar lo que es incorrecto si no empezamos desde nuestros hogares, es imposible querer cero corrupción e impunidad si en nuestras casas estamos alentando estas conductas. Antes de que me contestes que tú no lo haces, piensa en las veces que levantaste el teléfono para pedir un favor, las veces en que te metiste en la fila, las ocasiones en que te encontraste algo tirado en la calle y te lo quedaste en lugar de llevarlo a una estación de policía para que informen, las veces en que hiciste trampa en un examen, en que te dieron un cambio incorrecto y no lo devolviste, en las veces que mentiste para faltar al trabajo o a la escuela, en las inventadas justificaciones para no hacer lo que te corresponde, en las hojas, lápices y plumas que te llevaste de tu
oficina, en lo que compraste para ti usando un dinero que era para otra cosa, en los recibos que metiste como viáticos sin serlo o… aquello con lo que empecé… un accidente en el que las personas se acercan no para auxiliar al accidentado sino para saquear su mercancía, en la que te sientes seguro porque son decenas de personas (tristemente con sus familias) robando.
Si queremos un mejor país debemos ser mejores mexicanos, si queremos un mejor gobierno, debemos ser mejores ciudadanos y si queremos ser ejemplo y mejores personas… hay que empezar… ¡HOY!
