El Gobierno mexicano ha emitido este miércoles deuda por 6.000 millones de dólares a través de bonos en los mercados internacionales. La Secretaría de Hacienda ha anunciado que se trata de una de las colocaciones de bonos más grandes de la historia de México y que demuestra que existe confianza financiera en el país latinoamericano a pesar de la crisis económica desatada por el coronavirus. “Esta medida ayuda a consolidar el conjunto de fuentes de financiamiento del Gobierno, así como garantizar los recursos para enfrentar la crisis derivada de la covid-19, operar los programas y atender cualquier adversidad futura”, escribió el ministro de Hacienda, Arturo Herrera, en su Twitter.
Los instrumentos financieros emitidos por México fueron tres bonos con vencimientos en 2025, 2032 y 2051. Según la Hacienda mexicana, la emisión tuvo una alta demanda por parte de los inversionistas que llegó a alcanzar los 28.500 millones de dólares, más de cuatro veces el monto de la transacción, y ocurrió en los bonos de 12 y 31 años. “Contó con la participación de más de 420 inversionistas institucionales de todo el mundo”, mencionó la Hacienda del país en un comunicado. La emisión de los bonos ocurre apenas unos días después de que la agencia calificadora Fitch rebajara la nota de la deuda mexicana a un nivel por encima del grado especulativo.
La emisión de deuda, sin embargo, no se trata de un movimiento extraordinario por parte del Gobierno mexicano. Hacienda ha explicado que se encuentra dentro de los límites establecidos por el Congreso mexicano cuando aprobó la Ley de Ingresos de 2020, a finales del año pasado. “Esto no quiere decir que nos endeudamos más, pues estaba ya contemplado en el presupuesto aprobado por el Congreso en el 2020”, mencionó Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda, también en su Twitter. Hasta ahora, se desconoce si los fondos obtenidos servirán directamente para apoyar a los más afectados por la crisis del coronavirus, a través de algún programa gubernamental.
Este último mensaje llega el mismo día que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha anunciado el plan de Gobierno para enfrentar la crisis. Su estrategia ha sido duramente criticada por enfocarse en la austeridad, a través del recorte de los sueldos de los funcionarios, y no concentrarse en el gasto para apoyar a diversos sectores afectados por el descenso de la actividad económica. El mandatario ha insistido en las últimas semanas en que su Administración no buscaría endeudarse para enfrentar la crisis y que además mantendría los grandes proyectos planteados por su Administración, hace más de un año, para impulsar la economía mexicana.
El panorama económico de México no luce favorecedor. Después de entrar en recesión y con el vendaval de la crisis, las estimaciones de crecimiento del país latinoamericano son negativas y se estima una contracción de un 3,9% según los datos gubernamentales, aunque analistas, bancos y organismos internacionales se han aventurado a situar el dato negativo del PIB entre un 6% y un 9%. Los empresarios mexicanos ya han advertido al presidente de que el impacto de la crisis será importante en el espectro social de México.
