Por: Bernardo Graue Toussaint.
En México, “rifársela” equivale a “jugársela”, sinónimo perfecto de un acto de osadía, la mayoría de las veces irresponsable.
*Hace dos años, nuestro país “se la rifó” cuando muchos ciudadanos decidieron comprarle la mayoría de “sus cachitos” a un demagogo que les prometió un paraíso si votaban por él. El resultado ha sido PATÉTICO, por decir lo menos. *
Ese día, *no ganamos ningún “premio mayor”, ni siquiera un reintegro. Nos ganamos -eso sí- 6 largos años de pesadilla gubernamental. *
Ese “paraíso prometido” nunca llegó, porque nunca se tuvo la intención de producirlo, sino todo lo contrario.
Ya instalados en el poder, el trabajo fue demoledor, sí, tal cual, demoler era la tarea. Había que desconfigurar al Estado mexicano. Había que demoler instituciones, cancelar programas, detener y derruir obras públicas. Había que sepultar el pasado para subrayar la importancia del presente gobierno y del presente líder nacional. Había que transformarlo todo en la nada, para que AMLO se convierta en la representación viva del todo nacional. Suena a locura esquizofrénica, pero es la realidad.
Hoy, México está irreconocible. Una nación que vive día a día esperando a ver qué barbaridad nos anuncia el presidente López en su mañanera conferencia de prensa. Maldita espera para una maldita alocución presidencial. Todos los días. Ufff…
A dos años, esa acción de “rifársela”, de “jugársela” en el 2018, ya ha pasado la factura: millones de mexicanos hoy pueden constatar que fueron timados, engañados, por un bufón, por un demagogo, por un mentiroso de tiempo completo.
Si México “se la rifó” irresponsablemente en el 2018, toca ahora asumir que estamos obligados a defender nuestra democracia, a fin de derrotar en las urnas a este gobierno y partido de ineptos, corruptos e irresponsables que han hundido a la nación.
Es la hora de los responsables. Es la hora de los demócratas. Es la hora de honrar, con acciones concretas, a esa nación cuyo nombre aún nos estremece: EL NOMBRE DE MÉXICO.
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