Sr. Presidente Enrique Peña Nieto:
Luego de que Neil Amstrong conquistara la Luna en 1969, los tripulantes de la expedición espacial Apolo 13 (lanzada en 1970) usaron la frase “Houston, we have a problem” para informar que en la nave se había producido un estallido y una pérdida grave de energía. Ello no sólo hizo fracasar esa nueva expedición lunar, sino que estuvo en riesgo la vida de los astronautas. Fue una odisea regresarlos a la Tierra.
Hoy, de manera analógica, nuestro país está frente a una grave adversidad. Tal vez se tendría que decir, con todas sus letras: “MÉXICO, TENEMOS UN PROBLEMA”. Sin embargo, esta frase –como explicaré más adelante- es insuficiente.
Hago referencia a lo anterior, porque desde la elección de Donald Trump como Presidente de los EUA, usted tiene a México en una incertidumbre total. Puedo comprender que –como Presidente de la República- no quiera causar una alarma social respecto de lo que representa el señor Trump y sus promesas de campaña. Sin embargo, a ratos pareciera que usted o no sabe qué hacer frente a esas amenazas o que prefiere dejarle el problema a su sucesor. Malo, en cualquiera de los dos casos.
Desde antes de la elección de Trump y después de ésta, Ud. se ha dedicado a emitir discursos con un lenguaje más parecido al que usan en cursos de “coaching” que el que debe corresponder a un Jefe de Estado. Cuando muchos creíamos erróneamente que usted no acostumbraba leer, hoy descubrimos con asombro que sí lee y que sus autores de cabecera son –probablemente- Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Paulo Coelho y demás explotadores del optimismo ramplón, esos que producen millones de libros de autoayuda y sus “milagrosas recetas” para resolver toda clase de problemas de la vida. Primero nos anunció –para tranquilizar nuestras almas- que usted “no se levanta por las mañanas con ganas de joder a México”. No bastando con ello, en las últimas semanas nos ha recetado “hacer de lado el pesimismo”, “ser positivos”, tener “buena vibra” y “tener energía”, etc., etc., etc.
Mire Presidente Peña: le agradecemos su papel de animador, “couch” y porrista nacional, pero le recuerdo que Ud. está contratado para otras funciones.
De cara a las advertencias de expulsión e insultos de Trump a millones de mexicanos que viven en los EUA, usted y su gobierno se han limitado a emitir las típicas declaraciones de corte priista, plagadas de lugares comunes, paternalismo y retórica muy añeja. El riesgo que corren nuestros connacionales en EUA es real, no “percepción”.
Frente a las amenazas del Presidente electo de los EUA para reformar o incluso derogar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), su invocación al “optimismo barato” que usted propone, Sr. Presidente, resulta inútil y tonto.
Hasta hoy, los mexicanos no hemos visto ninguna acción firme de su gobierno, a fin de posicionar la valoración mexicana de ese acuerdo comercial en la opinión pública norteamericana. Justo cuando deberíamos expresar los mejores argumentos para la defensa de nuestros intereses en torno al TLCAN, usted opta por el discurso de “buena vibra”. Todo un despropósito.
En ningún momento se le ha oído a Ud., Sr. Presidente, reconocer que los intereses de México están en riesgo ni que la incertidumbre en torno a esas negociaciones reducirá –inevitablemente- las perspectivas de crecimiento económico nacional. Peor aún resulta escucharle decir que, ante las propuestas de Trump, existe una “oportunidad” de modernizar el TLCAN con beneficios tangibles para México. ¿De verdad lo cree, Presidente Peña? ¿En serio? ¿No sería mejor hablar con la verdad?
Tal parece que usted, Sr. Presidente Peña Nieto, ha clausurado el sexenio. Probablemente sus preocupaciones ya están enfocadas a su sucesión en el 2018, lo que nos parece una barbaridad de su parte, porque será precisamente en este período de tiempo en el que se definirá el futuro de la relación México-EUA y, con ello, el futuro de millones de mexicanos. Usted se irá de Los Pinos. Nosotros nos quedaremos a enfrentar las consecuencias de sus actos u omisiones.
Visto lo anterior, creo que la frase adecuada para nuestro país debe ser: MÉXICO, TENEMOS DOS PROBLEMAS”. El primero (por su potencialidad para dañar el desarrollo futuro de México) se llama Donald Trump. El segundo problema (por su incapacidad o negligencia voluntaria para defender una causa nacional tan trascendente) lleva su nombre: Enrique Peña Nieto.
En efecto, “MÉXICO, WE HAVE TWO PROBLEMS”.
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