Por: Cristina Padín.
De repente venías por la calle y sonreías con tu eterna sonrisa y tu cabello blanco de hombre atractivo de setenta años.. y no habías muerto, el cáncer había perdido la batalla, y podíamos besarnos y beber vino al anochecer, y caminar con las manos entrelazadas tras una vida magnífica.. y todo era bonito y la esperanza era azul y bella.. Y entonces MC se despertó y nada era así, su marido sí había fallecido, llevaba un año enterrado.
Y ojalá estuviera aquí.. iríamos a comer pipas al parque.. y a comprarnos camisetas, tú escogerías las más cortas y las más ceñidas, siempre te gustó lucir.. iríamos a ver jugar al baloncesto a E y D.. y yo sabría que me gusta E y tú dudarías entre D o ese que quiere ser torero.. y M le diría a su madre que se quería teñir el pelo de rosa.. ojalá estuvieras.. eras la más estudiosa y no te pondría nerviosa el examen de Matemáticas.. ojalá no hubieras decidido a tus catorce que deseabas morir..
Las dos mujeres. La septuagenaria y la adolescente. Almas con un dolor horrible por una pérdida irreparable. Las dos amaneciendo entre lágrimas y pesadillas. Fueron a misa esa tarde. Miércoles de Ceniza. Cuaresma. La humildad. El saber el origen, el saber el camino. Las hermosas palabras del cura, un sacerdote bueno que distingue entre lo que es sinceridad y lo que es hipocresía. De nada sirve a muchos este rito, es preciso un corazón honesto, limpio, sin odio.
Me encanta este día
Me gusta mucho Cuaresma
Sobrecogida por la tragedia de
las gemelas de Barcelona (qué
malo es el odio)
Tras haber visto en el gimnasio
a un hombre similar al marido
de mi querida prima MC
Así surgió este relato
A la humildad
A mi querido Luis
A los curas buenos
A C, JM, JC, M, y los M
A la tradición
A la vida adolescente, tan
divertida (ojalá ningún chiquillo
sufriera tantos daños)
Y a la verdad
