La Revista

Montaña rusa

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas.

El golpe vino de fuera,
dijeron en el Banco de México, y vaya que tuvieron razón. En lo que no
repararon es que si el golpe es sólido, al menos debimos estar preparados y
haber generado en el país un ambiente que diera certidumbre, confianza.

Sin embargo, el país ha
estado a la deriva desde hace 15 meses. El presidente López Obrador y su
gobierno incubaron la desconfianza para las inversiones extranjeras y las de
casa.

La cancelación del
aeropuerto de Texcoco y de los contratos internacionales en temas petroleros y
de energéticos no sólo generaron el retiro de los inversionistas sino que
además, al cerrarle la puerta a la inversión pública al mismo tiempo, hemos
visto una caída en picada de la generación de empleos y un cierre generalizado
a los proyectos y planes previstos para los años subsecuentes.

Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y seis países europeos
sostuvieron conversaciones conjuntas para discutir sus preocupaciones sobre
la política energética de México,
dijeron fuentes a Reuters, en un contexto en el que el presidente Andrés Manuel López Obrador se esfuerza por otorgar al estado un papel más
relevante en el sector.

Un encuentro diplomático inusualmente amplio es una
muestra de cómo la actual política sobre energía, opuesta a la del gobierno
anterior, inquieta a economías que tradicionalmente han sido algunos de los
mayores inversionistas en México.

Funcionarios de Estados Unidos, Canadá y Europa
expresan en privado su preocupación de que la postura energética de México está
erosionando las bases legales de contratos de miles de millones de dólares
firmados bajo la administración previa.

El gobierno de México niega que esté socavando esos
acuerdos, pero dice que los contratos previos a menudo dañaron al país, por lo
que ha tratado de renegociar los términos de algunos de ellos.

En una reunión organizada el viernes 6 de marzo en la
mañana en Ciudad de México por la embajada estadounidense, diplomáticos de
Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, España y los Países Bajos
abordaron sus inquietudes y la mejor manera de transmitírselas a López Obrador,
según cinco personas familiarizadas con el encuentro.

Cuando se le pidió un comentario, la embajada de
Estados Unidos respondió a Reuters que no discute públicamente sus
conversaciones diplomáticas. Las otras embajadas ni la oficina de López Obrador
contestaron a solicitudes de comentarios.

Los detalles de lo que sucedió en la reunión no fueron
claros de inmediato, aunque hubo una discusión sobre si hacerlo público o no,
dijo una persona. Todas las fuentes hablaron bajo condición de anonimato,
debido a la sensibilidad del asunto.

Los diplomáticos dijeron que los distintos gobiernos
difieren sobre cuán abiertamente deberían comunicar sus quejas al mandatario
mexicano, para que no sienta que lo están presionando y termine adoptando un
enfoque más rígido.

El presidente López Obrador se ha comprometido a
fortalecer el papel del estado en el sector energético, argumentando que la liberalización del
mercado y la privatización de otras industrias en el pasado profundizaron la
desigualdad crónica en México y alentaron la corrupción.

Las preocupaciones cada vez más notorias sobre las
políticas económicas de AMLO impactaron
a la inversión en México el año pasado y contribuyeron a una desaceleración que
llevó a la economía a una leve recesión.

Empresas de todo el mundo se comprometieron a invertir
miles de millones de dólares en México bajo cambios constitucionales que
abrieron el mercado de la energía, en particular para el petróleo y el gas,
promulgados por el predecesor de AMLO, Enrique Peña Nieto.

Una discusión notable ha sido quién tiene el derecho
de operar un importante descubrimiento de crudo en alta mar, cuyo depósito
estaría compartido entre la estatal Pemex y un consorcio de inversionistas
privados liderado por Estados Unidos.

El año pasado, el gobierno de AMLO molestó a varios países al
amenazar con romper contratos infraestructura por unos 12 mil millones de
dólares firmados bajo la administración de Peña Nieto, argumentando que fueron
dañinos para los contribuyentes. Aunque esa disputa finalmente se
resolvió, surgieron nuevos conflictos.

Los pasos del gobierno para fortalecer la
estatal Comisión Federal de
Electricidad (CFE) han reducido los incentivos para que el capital
privado ingrese a proyectos renovables, lo que nubla aún más la confianza de
los inversores en México.

Parte del dinero invertido en proyectos de energía en
México está vinculado a fondos de pensiones en Europa y Norteamérica. Los
críticos de las políticas del gobierno temen que los minados rendimientos de
esas inversiones afecten a los pensionistas.

Así las cosas, el golpe
que vino de fuera se sumó a los golpes que López ha dado aquí dentro. Todo ello
nos deja en una fragilidad que ojalá sepan contener, en un ambiente muy viciado
no sólo por la aparición de coronavirus sino también por la caída de los precios
del petróleo. Ojalá el presidente rectifique, aunque esto no se ve probable…

José Francisco Lopez Vargas
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