El histórico mes de diciembre, dominado tradicionalmente por el espíritu festivo impuesto por Mariah Carey y su emblemático éxito navideño, recibe este año un inesperado desafío de parte de Christina Aguilera. Aguilera presentó su nuevo sencillo navideño, “My Favorite Things”, acompañado del anuncio de su especial cinematográfico “Christmas in Paris”, que se proyectará en salas de Estados Unidos.
El video musical —grabado en París con la Torre Eiffel como telón de fondo, iluminada y adornada para la ocasión— muestra a la cantante interpretando rodeada de orquesta, coristas y bailarines. Aguilera describió la propuesta como una fusión de “magia navideña” con la magia de la ciudad del amor, en un entorno que evoca romanticismo, nostalgia y espectáculo.
Este regreso de Aguilera al terreno de la Navidad supone un intento por recuperar espacio en una temporada que, desde hace décadas, parece pertenecer exclusivamente a Carey. A pesar de que las dos artistas han mantenido una relación marcada por la distancia —una “guerra fría” en el mundo de la música festiva—, Aguilera parece dispuesta a reclamar su lugar con una propuesta propia: glamurosa, cinematográfica y cargada de su potencia vocal.
Para muchos, esta apuesta representa algo más que un sencillo navideño o un especial en cine: es el reencuentro de una artista con sus raíces navideñas —hace 25 años lanzó su álbum “My Kind of Christmas”—, ahora reinterpretadas bajo una estética renovada y sofisticada.
Así, la temporada navideña 2025 no será solo de luces, nieve ficticia y adornos —podría convertirse en el año en que la tradición se sacuda levemente por una voz distinta, con brillo parisino y una declaración silenciosa: la Navidad también puede reinventarse.
