EL lunes amanecieron las redes sociales con la alarmante noticia de que el empresario Julio César Ceballos Peniche, quien por cierto no es sobrino de Carlos Ceballos Traconis, el popular “Cheché”, como nos lo aclaró personalmente, ya que las noticias lo vinculan familiarmente con él, había desaparecido y se temía lo peor.
El miércoles pasado los medios daban cuenta de que no estaba muerto ni andaba de parranda, andaba escondido en casa de su mamá y todo por un pleito familiar.
Después de 18 años de casado y con hijos, simplemente hace 20 días que se separó de su mujer, la señora Adriana Montelongo Concha, quien se manejó excelente en busca del hasta ahora esposo, cuyo chistecito provocó que se movilizaran fuerzas policiacas del Estado, municipales, de la Fiscalía y su fuerza cibernética, las redes sociales, sus hijos, en fin, se movilizó un enorme número de personas en busca de un no desaparecido sino de un escondido.
Si bien no es el único caso del que se conoce, se sabe de muchos sobre todo de jóvenes que se fugan con el novio o simplemente se dan una escapada por unos días para demostrarse amor sexual, pero este es una persona joven pero no tanto y con una preparación que debe ser lo suficientemente sólida, lo que le ha permitido crear una empresa.
Su chistecito costó mucho dinero al presupuesto público, sueldo del personal, tiempo, gasolina, manejo administrativo, etc. y se le debe cobrar a este ciudadano irresponsable, que distrae personal de seguridad e investigación que bien pudieron atender otros asuntos pendientes.
Sin ningún miramiento se debe proceder al cobro de los gastos efectuados en su búsqueda.
Quizás sea un medio de que aprendan que no debe hacerse este tipo de chistes.
Y pasando a otro tema, de nueva cuenta se difunden aspectos de la justicia para adolescentes y jóvenes y seguramente personas muy preparadas darán su docta opinión y es importante insistir que a un derecho corresponde una obligación, como la única forma de guardar el equilibrio social. La descomposición que se advierte en algunos campos de la vida diaria, es según mi opinión el exceso de derechos que se protegen a cambio de cero obligaciones y responsabilidades y eso no es justo ni ayuda a la formación de las nuevas generaciones.
Los delincuentes ya sean adultos o jóvenes que conscientemente cometen un delito deben ser tratados igual, no es posible que reciban el apoyo de sus padres para evadir la justicia y huir del país, como está sucediendo en Veracruz con un grupo de jóvenes que la opinión pública ha bautizado como los “Porkys de Costa de Oro”, que violaron a una menor de edad y grabaron sus disculpas en video y a pesar de esta aceptación simplemente siguen libres y posiblemente en el extranjero de donde será difícil traerlos y el Fiscal del Estado de Veracruz declara que todo está en tiempo.
Tienen razón los que ahora y ante el aberrante aumento de abusos sexuales a mujeres menores de edad, piden que se les castre como animales que han demostrado que son.
Hasta donde hemos llegado como sociedad.
Te saludo cordialmente.
Carlos Capetillo Campos.
carlos_capetillo@hotmail.com
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Carlos Capetillo
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