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No es filantropía, ¡Es un buen negocio!

Raul Monforte González
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Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González.

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Facebook: Raúl Asís Monforte González. Twitter: @raulmonforteg

Como inversionista, preferir a las empresas que toman
ventaja de los mercados que se están expandiendo rápidamente y responden
adecuadamente a las demandas de sus clientes, no es filantropía, ¡Es un buen
negocio!

Larry Fink, CEO de Blackrock, el administrador de
activos más grande del mundo, dijo en su Carta a los CEO’s 2022: “Pocas cosas
influirán más en las decisiones de asignación de capital, y por tanto, en el
valor a largo plazo de su compañía, que la eficacia con la que navegue la
transición de energía global en los próximos años. Cada compañía y cada
industria será transformada por la transición a un mundo con cero emisiones
netas. La pregunta es, ¿Usted liderará, o será dirigido?”.

Las grandes tendencias por lo regular atraen también
grandes sumas de dinero, y transitar hacia una economía libre de carbono es una
de las más grandes tendencias globales de hoy, y las inversiones sostenibles
han alcanzado ya, los cuatro billones de dólares.

Existe una fundada inquietud acerca de estas grandes
masas de capital fluyendo hacia los fondos de inversión, y por lo tanto a las
acciones de las compañías que manifiestan estar haciendo algo sostenible, ESG,
economía circular, o como quieras llamarle. Cuando nos acostumbramos a ver todo
a través de la óptica del mercado, y a los accionistas que apuestan por la
maximización de los rendimientos, es imposible sustraerse a la idea de que eso
es precisamente lo que nos ha colocado en el enredo en que nos encontramos
ahora mismo.

Hemos estado colocando las utilidades por encima de
todo lo demás, literalmente, y esto es lo que nos está llevando al colapso
ecológico simultáneamente con una ampliación creciente de la brecha de
inequidad. Entonces, cuando enmarcamos los compromisos de una compañía
alrededor de la batalla contra la emergencia climática bajo las condiciones
exclusivamente del inversionista, esto nos regresa al ejercicio de ¿Cómo crea
esto valor para el accionista?

Sin embargo, a pesar de esta preocupación genuina y
con todas estas fuerzas viendo la luz, los inversionistas estarán ahí y
permanecerán aún con el caos que genera la imprecisa definición de las
políticas ESG. Y a final de cuentas sería imposible generar un buen impulso en
sostenibilidad corporativa teniendo a los inversionistas al margen o francamente
en contra. Los CEO’s, que son los que a final de cuentas toman las decisiones,
no sienten demasiada presión para actuar, a menos que ésta provenga de sus
inversionistas.

Ellos necesitan obtener buenos resultados económicos,
pero solamente después de que la compañía haya ayudado a proteger los recursos
globales en los que todos depositamos nuestra esperanza de progreso. Los resultados
verdaderamente importantes deben ser: reducir rápidamente las emisiones de
carbono, pagar salarios dignos, impulsar políticas públicas que generen un
verdadero cambio sistémico.

El imperativo moral y de negocios para los líderes de
hoy, consiste en enfocarse en lo que verdaderamente importa: implementar
acciones, a la velocidad y escala que sea necesario, para construir un mundo
realmente sostenible. Y si además eso es buen negocio y no mera filantropía,
¡Fantástico!

——————————–
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Raúl
Asís Monforte González.

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