Por: Cristina Padín
Tomó la mano de Navidad. Nochebuena, algo mayor, asumió la
responsabilidad. Juntas iniciaron el camino. Una pandereta suena.. y el marinero
sonríe con su barco en la mar.. y otra ha llegado de diciembre el final. Con un
villancico sonoro, la ilusión en las miradas, la melancolía en el corazón, en
la mesa del hogar el calor.. y la magia de una época dorada. Un tambor, un
turrón.. regalos y un poco de mazapán,
aromas de siempre.
Nochebuena, Navidad. Son infancia, nostalgia, emoción, sabor
y tradición..
Tomó Nochebuena la mano de Navidad y cuando diciembre teñía
de blanco plateado los amaneceres empezaron a caminar. En ese Camino especial.
Pasaron por lugares con río, sitios con puente medieval, aldeas perdidas cuna
de valientes, ciudades con mucha luz, casas humildes con belén, habitaciones
con abetos engalanados, pueblos preciosos, pueblos más feos, playas, villas con
feria. Caminaron..
Y en todas esas localizaciones, si había verdad y bondad,
dejaron su espíritu. Si no lo había no dejaron nada. Nochebuena y Navidad son
verdad, bondad. Ser y estar.
Con este relato quiero desear feliz Navidad
Especialmente a mi padre y abuela, en el cielo, y a mi familia
Especialmente a mis queridas y queridos A, J, H, los M, D, O,
B, B y M, G, F, I, T, JC, P y S, mis mexicanos G, P, J y P, S.. a C, M y J, MT, AT, L, AR, AS, otros
M y J, J.. muchos!
A Luis
A los marineros. Soy de mar.
A las aldeas cuna de valientes
A los villancicos, me fascinan
A finales de diciembre
A los que saben ser y estar
A la ilusión y la magia
A Israel, país que me fascinó, y a mi apreciado Ossama
Y a mi Galicia. Estamos en campaña. Vamos!
