La Revista

Notas sobre combate a la corrupción

Alonso Ronald Ortiz Garcia
Alonso Ronald Ortiz Garcia
Sígueme en redes sociales:

Por: Alonso Ronald Ortiz García.

@RonaldOrtizG / ronald.ortizg@gmail.com

Quienes intentan explicar las causas y consecuencias de la corrupción suelen hacer una distinción entre “actos de corrupción” y “estado de corrupción”. Por el primer concepto, los autores se refieren a la corrupción cotidiana, por el segundo, entienden a una estructura o sistema que afecta al conjunto de la esfera pública y social.

Los teóricos coinciden en que la corrupción se vale de las “fisuras de opacidad” que se encuentran en los sistemas de relaciones y anidan en ellos comenzado su desarrollo progresivo; una vez que la corrupción llega al eje del sistema, todo el núcleo de relaciones se ve afectado por el mal, así como cada práctica fraudulenta tiende a asimilar también la opacidad contagiada.

Todo lo anterior para afirmar categóricamente: la corrupción no es un tema que se pueda combatir por el mero ejemplo (siguiendo la simplicidad de AMLO).

Las visiones reduccionistas de la corrupción suelen ser contraproducentes. El fenómeno tiene características sistémicas, son, al menos, tres factores estructurales, que darían forma a los “estados de corrupción”.

Estos factores no intentan explicar exhaustivamente toda la realidad del fenómeno, sin embargo, su interacción sistémica es ampliamente observable:

1. Concentración de poder y riquezas asociadas a la impunidad.

2. Profundización de las desigualdades sociales tanto en lo material como en los derechos.

3. La caída de ciertos valores como fundamento de las decisiones y políticas públicas.

Es decir, para proponer una estrategia contra la corrupción, se deben tener en cuenta los múltiples elementos que interactúan y el tipo de relaciones que se establece entre ellos.

La estrategia de atacar a los “grandes corruptos” o, peor aún, “combatir la corrupción con el ejemplo” tiene un efecto escaso si no se combate el “sistema” o los incentivos que los generan.

Sin duda los factores culturales son uno de los condicionantes de mayor peso para combatir eficazmente a la corrupción.

Tenemos entonces que algunas líneas de combate contra la corrupción, que surgen del consenso del análisis de la literatura especializada son:

La transparencia: todo sistema que pretenda controlar la corrupción debe incrementar las condiciones de rendición de cuentas, acceso a la información y control ciudadano.

Los incentivos: constituyen un elemento clave para fomentar o reducir la corrupción desde un punto de vista sistémico; ¿qué incentivos podrían evitar la corrupción futura?

Las estructuras que desalientan la corrupción: las estructuras sumamente jerárquicas tienden a tener una alta vulnerabilidad mientras que las estructuras jerárquicas medianas y con un carácter abierto y participativo suelen ser menos propensas. El combate a la corrupción también implica una re- ingeniería burocrática.

Educación en valores: La normalización social de la corrupción genera círculos viciosos donde su combate y abolición se vuelven imposibles. Uno de los mejores antídotos contra la corrupción es el reforzamiento de los valores sociales positivos.

En síntesis: fomentar los vínculos de confianza y de la calidad de las instituciones resulta un elemento clave para el establecimiento de una “cultura de la confianza” a través de la generación de políticas públicas estratégicas.

Alonso Ronald Ortiz Garcia
Alonso Ronald Ortiz Garcia
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último