Por: Alan Javier Contreras Castillo.
Se acerca cada vez más la toma de protesta del
nuevo Presidente de la República y las expectativas ciudadanas sobre este magno
evento se dejan percibir tanto en los medios de comunicación tradicionales como
en los digitales. Algunos comentarios son positivos y de aliento, otros tantos,
negativos y fatalistas, pero existe una temática particular que genera una
paradoja en mi mente.
El pasado viernes 26 de octubre, el próximo
Canciller de la República, Marcelo Ebrard, dio a conocer la lista de invitados
a la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador, y dentro del elenco
especial resaltó un nombre que hasta la fecha sigue dando de que hablar:
Nicolás Maduro Moros. La respuesta de la sociedad fue inmediata, vía twitter se
generó un movimiento de repudio en contra del mandatario venezolano debido a la
situación que vive este país. La ola de rechazo creció tanto que lo que empezó
como un simple reclamo, se convirtió en una línea de comunicación generalizada
resumida en un hashtag #MaduroNoEresBienvenido.
La clase política, tampoco tuvo reparos en señalar
su descontento por esta noticia y raudamente ex presidentes de la República,
Diputados Federales y locales, así como ex funcionarios y funcionarios de
diversos niveles de gobierno, expresaron sus argumentos en contra de la visita
del que será homólogo de nuestro próximo Presidente a partir del 1 de
diciembre.
Incluso a través de la plataforma change.org se colocó una petición para
firmar en contra de la presencia de dicho mandatario en nuestro país obteniendo
el 91% de votos en contra de su llegada y sólo el 9% a favor de entre 17,410
votos.
A pesar de todo lo que se ha dicho por el equipo
de comunicación del próximo presidente de la República y por él mismo acerca de
la importancia de escuchar y tomar como dirección el sentir de la voluntad del
pueblo, esta decisión no fue sometida a consulta popular tomando en cuenta el
evidente deseo de la nación mexicana.
Personalmente, estoy a favor de las consultas
populares en temáticas no especializadas como lo es la antes mencionada, y si
tópicos con un alto contenido técnico fueron puestos a consideración como en el
caso de la construcción del nuevo aeropuerto y la realización del Tren Maya,
¿Por qué éste no, cuando personas en lo individual, la clase política y la
sociedad civil organizada hicieron escuchar sus voces y al país no le costó ni
un peso en comparativas con las otras consultas?.
Alan Javier
Contreras Castillo
Lic. en Ciencias
Políticas por la Universidad Modelo
Director Ejecutivo
de C&C Consultores
Consejero
honorario en “ORÍGENES” (Agencia de Comunicación y Estrategia Digital)
Asesor de la LXIII
legislatura- Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
