Casi dos siglos después de que Kaspar Hauser apareciera misteriosamente en Núremberg en 1828, los avances científicos finalmente han desmentido la famosa teoría que lo vinculaba con la realeza de Baden. Un reciente estudio de ADN ha demostrado con un 99,9994% de certeza que Hauser no formaba parte del linaje de la Casa de Baden, una afirmación que pone fin a una de las conspiraciones más longevas de la historia.
Hauser, quien fue hallado deambulando a los 16 años sin memoria de su pasado y con apenas habilidades comunicativas, había despertado rumores de que era el heredero secuestrado del Gran Ducado de Baden. Esta creencia se mantuvo viva durante décadas, especialmente tras su muerte violenta en 1833, lo que aumentó el misterio alrededor de su identidad.
El análisis del ADN mitocondrial, heredado por línea materna, permitió comparar las muestras de cabello y sangre de Hauser con descendientes vivos de la familia real de Baden. Los resultados confirmaron que no compartía ninguna relación biológica con dicha familia. Aunque esta prueba cierra la puerta a la teoría del “príncipe perdido”, el verdadero origen de Hauser continúa siendo un enigma. Su ADN revela raíces euroasiáticas occidentales, pero no logra precisar una región geográfica exacta.
A pesar de este hallazgo, la vida y la trágica muerte de Kaspar Hauser siguen siendo temas de fascinación. Aunque la ciencia ha desmontado la historia del príncipe secuestrado, las incógnitas sobre su infancia y el motivo de su reclusión permanecen sin respuesta.