Por: Eduardo Ruíz-Healy.
En el sitio www.cdc.gov de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos se listan 247 destinos clasificados según el nivel de riesgo que presenten para que una persona pueda contagiarse de COVID-19.
181 de estos países y territorios, México entre ellos, están clasificados como de muy alto riesgo; tres de alto riesgo; 10 de riesgo moderado; 43 de bajo riesgo; y 10 de riesgo desconocido.
Para prevenir una mayor dispersión del SARS-CoV-2 y sus mutaciones más agresivas, son cada vez más los países que han cerrado sus fronteras a los visitantes extranjeros.
Sin embargo, hay países que sí permiten la entrada a los que llegan del extranjero, como puede verse en una lista que la cadena de televisión estadounidense CNN difundió el viernes pasado. En ella se anotan los 70 destinos que actualmente reciben visitantes de Estados Unidos.
De los 70, 67 exigen que los visitantes satisfagan uno o varios de estos requisitos para demostrar que no son portadores del peligroso coronavirus: que muestren el resultado negativo de una prueba de COVID que se hayan hecho días antes de llegar a su destino, que tengan un seguro de salud que cubra COVID o que adquieran uno al llegar a su destino, o que se aíslen durante 14 días y que al concluir ese periodo se hagan una prueba de COVID.
En pocas palabras, estos 68 destinos no se la hacen fácil a los visitantes que llegan del extranjero. Los requisitos a satisfacer también varían según se trate de nacionales o extranjeros, pero por lo general los primeros deben sujetarse a lo que se les exige a los segundos.
Los tres países que no ponen traba alguna a los visitantes que llegan del extranjero son Macedonia del Norte, Tanzania y, no nos sorprendamos, México.
La razón por la cual quien quiera puede entrar a nuestro país como en su casa, sin importar que sea el portador del nuevo coronavirus y de sus tres variantes que aparentemente son más agresivas, es sencilla: los dos charlatanes que controlan al presidente Andrés Manuel López Obrador y la Secretaría de Salud (SS) no creen que sirva de algo determinar quién sí y quién no puede ingresar a México.
El 21 de diciembre pasado, al ser cuestionado si el gobierno prohibiría la llega de vuelos procedentes del Reino Unido después de darse a conocer la aparición en ese país de una mutación más agresiva del coronavirus, el subsecretario Hugo López-Gatell dijo que no, porque “cerrar vuelos provenientes del Reino Unido no tendría una contribución específica para reducir el riesgo”. Lo anterior lo dijo en la conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador ante la mirada complaciente de su padrino político, el también ineficaz secretario Jorge Alcocer. A ninguno de ellos pareció importarle el hecho de que un número creciente de países alrededor del mundo sí estaban negándose a aceptar la llegada de vuelos del Reino Unido y de pasajeros que hayan partido de ahí.
El 12 de enero pasado el charlatán menor reiteró que “no es procedente imponer limitaciones al tráfico de personas y al tráfico de bienes materiales necesarios para las sociedades cuando esto no tiene una justificación técnica clara”.
O él está equivocado o lo están sus contrapartes en decenas de países. No me queda la menor duda de que es él.
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