En un nuevo y devastador episodio de violencia, pandillas fuertemente armadas lanzaron un ataque masivo este fin de semana en la región central de Haití, en particular en el departamento de Artibonite, dejando un saldo de múltiples muertes, destrucción de viviendas y un éxodo masivo de población hacia zonas costeras.
Entre las localidades afectadas figuran Bercy y Pont-Sondé, donde la violencia obligó a cientos de personas a huir de sus hogares, muchos buscando refugio en la ciudad costera de Saint-Marc.
Un representante local informó que entre las víctimas hay mujeres, niños y empleados públicos; entre los muertos figura una madre y su hijo, así como otras personas civiles.
Las autoridades afirmaron que al menos el 50 % del territorio de Artibonite estaría bajo el control de las bandas violentas, lo que evidencia el colapso de la seguridad estatal en esa zona.
Un sobreviviente declaró con furia: “Give me the guns! I’m going to fight the gangs!” — una frase que refleja la desesperación y el temor crecientes entre la población desplazada.
Los responsables del ataque han sido identificados como miembros de la pandilla Gran Grif, ya implicada en una masacre ocurrida en octubre de 2024 en esa misma zona.
Organismos de seguridad y organizaciones humanitarias advierten que la situación en Haití continúa deteriorándose: el ataque pone de relieve la incapacidad del Estado para garantizar la protección de la población, mientras miles de familias quedan desplazadas, sin vivienda ni seguridad.
Este suceso representa un nuevo hito en la crisis de violencia generalizada que afecta al país caribeño, y vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de una respuesta internacional coordinada para detener el avance de las pandillas y restablecer condiciones mínimas de seguridad y dignidad para los afectados.


