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Para combatir el cambio climático, un whiskey de una sola malta

Raul Monforte González
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Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González. 

Me encantaría ser como esas ostras escocesas a las que
se les ha solicitado beber whiskey como parte de su trabajo en favor del
planeta y de la humanidad.

Existen ciertas cosas que no podrían haber tenido un
nombre más apropiado, como sucede con el whiskey. Esta palabra, se deriva de un
término Gaélico que significa “agua de vida”, así que resulta curioso que hoy,
los residuos que se generan en la fabricación de esta singular y sabrosa
bebida, puedan tener una contribución en la limpieza de contaminantes del medio
ambiente, y el combate al cambio climático.

Las ostras, son organismos que se alimentan por
filtración, y se ha encontrado que pueden purificar hasta doscientos litros de
agua diariamente. Adicionalmente, sus arrecifes forman complejas estructuras en
el lecho marino, que se constituyen en un hábitat muy valioso para la vida de
muchas especies en los océanos. Si esto ya

de por sí es algo significativo, una investigación ha
mostrado que las ostras tienen el potencial de capturar dióxido de carbono
(CO2). Si esto se confirma y comprueba, entonces podrían convertirse en un
aliado importante en la lucha contra el cambio climático.

Durante siete años, el Proyecto de Mejora
Medioambiental de Dornoch, conocido como DEEP por las siglas de Dornoch
Environmental Enhancement Project, ha estado trabajando en la reconstrucción de
la población de ostras en una pequeña bahía de la costa norte de Escocia,
conocida como Dornoch Firth, en la que las ostras ya estaban prácticamente
extintas debido a la sobre explotación.

Hoy el proyecto ha conseguido sobrepasar las veinte
mil ostras añadidas a esta ensenada, y el objetivo de largo plazo es alcanzar
una población de cuatro millones.

DEEP es fruto de una alianza entre la Universidad
Heriot-Watt, la Marine Conservation Society y la destilería de whiskey Glenmorangie,
que está a orillas de la bahía de Dornoch Firth, donde lleva más de 175 años
perfeccionando el arte de crear sus famosos whiskies de una sola malta.

Derivado de este proceso, se genera una gran cantidad
de residuos orgánicos que la destilería trata en una planta que, mediante una
técnica de digestión anaeróbica, reduce la carga biológica que descargan en las
aguas del Dornoch Firth hasta en un noventa y cinco por ciento. El restante 5 por
ciento, aunque pequeño, sigue siendo una gran preocupación.

Y aquí es donde las ostras entran en escena, ya que se
alimentan de los subproductos remanentes, succionando todas las partículas de
estos desperdicios, eliminándolas y mejorando así la calidad del agua. Los
primeros hallazgos del proyecto DEEP, sugieren que un hábitat arrecifal de
ostras restaurado, tiene el potencial de convertirse en un sumidero de carbono
de largo plazo, mitigando los efectos del cambio climático. Al digerir las
ostras el carbono de ese alimento en un ambiente submarino, hacen crecer sus
conchas a partir del carbonato de calcio, atrapándolo para siempre.

Así que, toma un vaso Glencairn, añade un trozo de
hielo, báñalo con un buen single malt y ayuda a combatir el cambio climático.

¡Salud!

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