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Para ser presidente, hay que asumirse

Luis Repper Jaramillo
Luis Repper Jaramillo
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Por: Luis Repper Jaramillo.*

lrepperjaramillo@yahoo.com

Culpar a terceros excusa de Palacio Nacional

Sigo sosteniendo
que Andrés Manuel López Obrador es el Administrador Nacional de México (y lo
hace mal), nunca, jamás, presidente del país porque no sabe, no ha sabido tomar
decisiones que favorezcan a la sociedad. Sus arranques y disposiciones siguen
siendo propuestas de candidato -que jamás cumple- Evade su responsabilidad dejando
“que el pueblo decida”, para no asumir fracasos, errores, equivocaciones.

Su primer desqusiamiento,
ya con la investidura ejecutiva fue desaparecer las obras avanzadas, en 30 por
ciento, del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (Texcoco), por venganza
contra los constructores privados. Para ello, se escondió en la entrepierna de
sus chairos, al ordenar una “consulta popular” a modo que decidiera la
suspensión de los trabajo, dejando como única opción la Base Militar de
Santa Lucía, planeada, organizada, manipulada, vigilada, rellenada las urnas,
contadas, supervisada, contabilizada, anunciada y resuelta por líderes,
militantes, chairos, amlovers, pejezombies, simpatizantes de Morena, sin el aval,
protocolo, legitimidad del Instituto Nacional Electoral, única institución
oficial y moral para organizar y validar consultas, elecciones, etc.

Como era obvio, el
triunfó, sin la participación de la sociedad que desairó la encuesta,
porque la decisión, ofrecida como candidato presidencial, se consumaría cuando
ganara la elección.

Cuando se le
preguntó sobra la simulación del proceso, espetó que fue “decisión del pueblo”;
es decir, no asumió la responsabilidad del hecho, sino echó a la suerte que la
gente –su gente– decidiera. De haber fracasado, él no sería el autor,
sino la gente. Cobardía, timorates

Así ha sido
durante 2 años 9 meses de fracasado gobierno de la Transformación de 4ª,
siempre argumentando que el “pueblo bueno” decide lo “mejor” para el país, que
nunca se da, pese a que como pretenso dictador impone ideas, decisiones y
locuras que encaminan la vida e historia de México hacia el totalitarismo,
anarquía, chavismo, castrismo, madurismo, ídolos, gurús del esquizofrénico
tabasqueño.

En otra bandera de
campaña 2018, ofertó juzgar, meter a la cárcel a los expresidentes
neoliberales, desde Carlos Salinas hasta Enrique Peña, peroratas que le
valieron millones de votos. Especialmente fustigó a su antecesor priista Peña
Nieto, de quien dijo ser corrupto, cómplice y responsable del peor gobierno que
colapsó al país y de quien recibió cascajo, basura, una nación en quiebra.

Ya en la oficina
de Palacio Nacional, insistió que fincaría responsabilidades por omisión,
complicidad, corrupción, enriquecimiento ilícito, no sólo al mexiquense, sino a
su primer círculo: Luis Videgaray, Luis Miranda Nava, Emilio Lozoya, Gerardo
Ruiz Esparza y más.

Sólo su gente,
“floreros”, chairos, pejezombies, amlovers, botts, desadaptados, pagados,
adoradores, etc. le creyeron. Los mexicanos no.

Para ello urdió un
perverso plan. Quitarse la responsabilidad de un eventual fracaso y “echar la
culpa” a los participantes. Convocó a una Consulta Popular (similar a la del
NAIM), para responder una sola pregunta, palabras más, palabras menos: “
quieres que se juzgue penalmente a los responsables (sin incluir los apelativos
y cargo de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón,
Enrique Peña… cobarde) de la pésima situación del país… chalalá, chalalá,
chalalá”.

Para ello, utilizó
todo el aparato del Estado, incluida la larva Jefa de Gobierno de la
CDMX, Claudia Sheinbaum, con campañas mediáticas inducidas, en donde prevaleció
el como opción para castigar a sus antecesores. Gastó más de 500
millones de pesos en esta estúpida obsesión. Pidió “chiche” al INE (institución
a la que aborrece) que organizara la logística; el instituto cumplió.

Para lograr su
“objetivo” tenía que obtener el 40% de votos a favor del , de los 93
millones 560 mil electores registrados en la Lista Nominal (en poder del INE),
más o menos 37 millones 424 mil. La realidad fue que su convocatoria sólo
alcanzó 7.74% (7 millones 484 mil SÍ´s) La ciudadanía abandonó y rechazó
la locura de López Obrador. Sólo votaron sus chairos, botts, amlovers,
pejezombies, pagados, desquiciados, adoradores… pero no les alcanzó.

Pese al rotundo
fracaso, López, fanfarrón, soberbio, triunfalista (no tuvo sus datos) calificó
el ejercicio de “exitoso” al argumentar que de los 7 millones y pico de votantes
“la mayoría” optó por el SÍ, ¡jajajajajaja!

Esta vez no culpó
a alguien, pero quedó demostrado que no sabe cumplir su autoridad, obligación,
responsabilidad (inútil), pese a que la ley y la razón le asisten, pues
los mexicanos en redes sociales exhibieron la frase “la ley no se consulta,
se aplica”

Lo dicho, no sabe
ser titular del Ejecutivo, porque ni él ni sus “floreros” han sabido
estructurar expedientes culposos de los 5 ex mandatarios, si los tuvieran,
bastaría con presentar ante la FGR la denuncia de hechos para solicitar su
detención, presentación ante el ministerio público de la federación e iniciar
el juicio por el que se les acusa.

¡¡Vamos!! Ni los
30 millones de votos que obtuvo en la elección presidencial de 2018, se
reflejaron en las urnas de su consulta popular, pues de los 7 millones 484 mil
del SÍ, miles fueron de mexicanos no alineados, ni simpatizantes de Morena,
Transformación de 4ª, López Obrador, sino personas afectadas, dañadas por los
sexenios priistas y panistas que buscaban justicia para sancionar, encarcelar y
confiscar dinero y bienes mal habidos de los expresidentes Salinas, Zedillo,
Fox, Calderón y Peña.

Durante la
administración de Enrique Peña Nieto lo consideré el hombre más
solitario de Palacio Nacional”, ya que en los últimos 3 años del sexenio
sus hombres de confianza lo abandonaron, por intereses políticos personales o preparando
su fuga ante la corrupción y rapiña que hicieron en sus cargos. La única que
paga los “platos rotos”, por lealtad, disciplina, miedo, solidaridad, es
Rosario Robles Berlanga, presa por el escándalo de la Estafa Maestra.

Años después, la
historia se repite. Andrés Manuel es el “hombre más solitario de Palacio
Nacional”, primero porque así lo quiere, segundo porque sus “floreros” están
decepcionados, hartos, desilusionados, pero siguen con él por la lealtad
ciega
que le profesan y porque las arcas de sus despachos son abundantes en
dinero del que dan cuenta para sus fines personales, familiares; pues nunca
habían visto tantos millones de pesos juntos de los que disponen a discreción.

Por eso Andrés
Manuel es así, soberbio, egocéntrico, narcisista, vanidoso. Para su pedantería
necesita un foro, una tribuna para descargar su vanidad. Por ello implementó el
Monologo de su Soberbia (antes mañanera) desde donde irradia petulancia
insultando a todos quienes no adulan su sexenio, a la Transformación de 4ª, a
él.

Si notan, en ese
atril jamás, nunca ha aceptado o aceptará una equivocación, algún error, falla
alguna.

El tercer ejemplo,
de cientos, en el que López Obrador no asume, ni respeta su palabra, busca
algún culpable, aunque las evidencias lo exhiben.

Con motivo del
cacareado regreso a clases presenciales para preescolar, primaria, secundaria y
educación especial, cuya plantilla supera los 27 millones de alumnos, pese a
las críticas en redes sociales, medios de comunicación decentes, etc. de no ser
oportuno pues la tercera ola de COVID es más agresiva, mortal, peligrosa, por
sus pistolas y sin sustento sanitario, moral, ético, protocolario, amenazó
desde el Monologo de su Soberbia, que llueve, truene o relampaguee, el lunes 30
de agosto los estudiantes volverán a las aulas.

Ipso facto la
titular de la SEP, Delfina Gómez, acusó de recibido. “Diseñó” un plan
(jajajaja) de regreso a clases que “embarca” a los padres de familia, sin
consultarlos, y dispuso una Carta Responsiva que deberían firmar los papás, en
el sentido de que, si su hijo se infecta, infecta, contrae el virus, etc. “no
se responsabilice” a las autoridades federales, Presidencia de la República,
Educación Pública, Salud, Sindicato de Maestros, profesores, etc. de las
consecuencias. Es decir, los únicos culpables serían los padres.

Ante el rechazo de
la Carta Responsiva por páter familia, algunos profesores, grupos
defensores de derechos humanos, de la sociedad civil, el Peje desde su atril,
volvió a quitarse responsabilidad y cobardemente acusó, sin mencionar su nombre
(Delfina Gómez) a un “tercero” del absurdo texto: “alguien de abajo” -cobarde-
fue el responsable de incluir el requisito y por lo tanto no fui consultado”

Con esta bajeza,
López Obrador humilló, exhibió, denostó, insultó (alguien de abajo), a una
mujer, su secretaria de Educación, Delfina Gómez, quien presurosa, luego de
escuchar “llueve, truene o relampaguee” redactó la carta. Además de no asumir
su responsabilidad, el Peje culpó de la situación y caos educativo a la “conducta
de los neoliberales” y remató con otra estupidez “no hace falta si los niños
no llevan la carta a la escuela, porque la misma dejó de ser obligatoria. Si
van los niños a la escuela y no llevan la carta, no le hace”

Indefiniciones,
culpa siempre a terceros. Lo dicho, no sabe y no debe ser Jefe del Ejecutivo.

 *Miembro de los Grupos Editoriales Digitales revistaperfiles.org,
pausa.mx, cadenapolitica.com, la revista.com, elinfluyente.mx,
endirecto.mx

Luis Repper Jaramillo
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