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Para ver y leer durante la ley seca

Francisco Solís Peón
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Cultura, por: 

Francisco Solís Peón.

Si el Diablo nos envió el calor,
Dios en su infinita bondad
Nos mandó la cerveza,
¡Padre porqué nos has abandonado!

Independientemente de mis aficiones personales, nunca entenderé la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas. La historia nos ha demostrado una y otra vez que se trata de una medida por demás tan inútil como perniciosa.

De entrada las personas no dejan de beber, muy por el contrario, el consumo aumenta en la misma proporción en la que dura la legislación punitiva, o sea de los clandestinos se pasa a la fabricación ilegal y de ahí al crimen organizado que comienza con la distribución y tarde o temprano va más allá del chupe, que en el caso de México es algo que vivimos todos los días con el tema de las drogas.

Reflexiones aparte, la famosa “Gran depresión” norteamericana tan en boga en estos días por diversos temas, comenzó el “martes negro” (día del crack bursátil) del 29 de octubre de 1929 y se prolongó al menos por una década, durante esos años solo aumentaron en USA tres cosas: el desempleo, el consumo de alcohol y los grupos de mafiosos que se volvieron más ricos y poderosos que nunca.

De todas formas el retrato de ese tiempo, como lo será en su momento la pandemia que sufrimos, dio lugar a obras artísticas sumamente interesantes, principalmente para la literatura, la fotografía y sobre todo para el cine.

Para las señoras que tienen sueños húmedos con Richard Gere podemos comenzar con una gran película costumbrista que en su momento fue un rotundo fracaso de taquilla, me refiero a “The cotton club” (Francis Ford Coppola, 1984), malamente traducida al español como “El club de la mafia” y que se sitúa en contexto de cómo la prohibición, el racismo y los hechos de violencia gansteril (como la matanza del día de San Valentín en 1929 y que de suyo tiene varias cintas y documentales) generan una nueva cultura del entretenimiento, partiendo de un simple centro nocturno, pasando por los cines y terminando en los grandes estudios de Hollywood.

Para los caballeros tenemos Billy Bathgate (Robert Benton 1991) que sin ser tan buena como la anterior, cuenta con soberbias actuaciones como la de Dustin Hoffman, Stanley Tucci, Bruce Wlllis, Steven Hill entre otros. La trama se centra en el reacomodo de fuerzas dentro de la mafia a partir de la ley seca, además una novel actriz australiana debutante en Hollywood, Nicole Kidman, se zambulle en un desnudo breve pero sustancioso.

No podemos pasar por alto la leyenda negra del “Los Intocables” todo un culto que aún hoy permanece casi intacto. La película del mismo nombre es buena y bien lograda (Brian De Palma 1987), por nada Sean Connery ganó el Oscar y el globo de oro al mejor actor de reparto, Ennio Morricone logró el Bafta con la música y la taquilla fue un éxito mundial. Sin embargo la serie de TV en blanco y negro constituye un ícono de todos los tiempos, por generaciones hemos compartido la lucha de Elliot Ness (Robert Stack) contra la mafia, donde cada capítulo es en sí mismo una obra de arte, actores como Ed Asner, Barbara Nichols y un jovencísimo Robert Redford, logran brillar al máximo con una sola aparición.

Por supuesto que la versión doblada al español es todo un poema televisivo, el narrador es ni más ni menos que el fallecido candidato al nobel de literatura Álvaro Mutti (1), entre 1959 y 1963 en los estudios del afamado grupo CINSA en la Ciudad de México se dieron cita las voces más granadas del doblaje latinoamericano, con Alberto Pedret en el principal alternaron Carlos Rotzinger, el yucateco Víctor Alcocer, Julio Lucena, Jorge Arvizu, Claudio Brook, entre otros gigantes.

En la próxima entrega recomendaremos los libros correspondientes a nuestra propia prohibición, si es que este absurdo continúa, por lo pronto apréstese a ver las cintas y la serie arriba expuestas en su televisor, principalmente por Netfilx o blim, acomódose bien en su sillón, sofá o hamaca y disfrútelas mientras paladea una chela fría (preferentemente de importación si es posible) o un generoso Whisky en las rocas de una sola malta, porque eso de violar una ley a todas luces absurda resulta delicioso digo, me han contado.

Francisco Solís Peón
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