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Participación Ciudadana

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez.*

En Facebook y en Youtube: Dr. Jorge Valladares. 

Participación Ciudadana
Talleres Nacionales Avanzando…

En esta maldita posmodernidad todo se vale y dura lo que dura; los problemas de antaño perviven, pues las soluciones no acabaron de llegar o de cuajar. Pero ahora hasta cabe discutir el hubiera y cada vez dar un paso es menos necesario si podemos entretenernos tantito con un like y más con un meme o repetidamente con un tiktok.

Queda a la vista el uso de la “participación ciudadana” como un recurso retórico de los/as políticos perennes o concepto difuso de la opinión pública que, de existir, daría lugar a algunas soluciones o al menos a formas más legítimas de afrontar problemas públicos, sociales y de la gobernanza. En el discurso sirve y hasta motiva, pero convertirla en un movimiento social, en una acción planeada o en un factor medible es otro nivel.

En otro sentido, los resultados expresados en manifestaciones públicas llamativas, o mejor aún, en acciones visibles de colectivos que logran ser activadoras de algún cambio corresponden de hecho con el concepto de que allí hubo participación ciudadana. Y luego de decirlo pasamos a lo que importa, el significado de la manifestación o el alcance del cambio que implica algo relevante para una comunidad o sociedad. Su “magia” es que parecen responder al actuar natural de la gente, que coincide en asuntos y espacios para generar decisiones y acciones con un alcance que puede ser tan inmediato como lo que sucede en nuestra calle o muy amplio como lo que pasa en el País.

Una tercera manera de entenderlo proviene de las constituciones y leyes de la federación y estados en las que más o menos, clara o confusamente, se plantea el tema e incluso en muchos casos aterriza en los llamados Mecanismos de Participación Ciudadana (MPC) que son la forma regulada (y no sé si decir esperada) que temen o mal usan los/as políticos perennes y está a cargo de las instituciones electorales propiciar que sirvan para el fortalecimiento de la ciudadanía.

En cualquiera de las tres acepciones queda claro que, si queremos y podemos hacerlo valer, cada ciudadano/a del país tiene un sitio que ocupar en la toma de decisiones públicas. Y eso suena bien, aunque sea con bajo volumen y poca frecuencia. Hacer que sea cotidiano y efectivamente poderoso depende de que desde distintas agencias de la sociedad podamos pasar de la simulación, confusión o desconocimiento a la validez, claridad e instrumentación de que quien quiera pueda hacer uso de ese sitio.

Uno de las acciones que están ocurriendo en México se activa desde la agencia de personas que tienen contacto, especialidad y en muchos casos facultades sobre la activación de los MPC. La hemos denominado Talleres Nacionales de Participación Ciudadana, en los que periódicamente se realiza una labor colegiada y metódica para integrar el conocimiento que existe en temas e instrumentos específicos y documentarlo de manera que pueda servir de punto de aterrizaje para su uso, consulta o continuidad.

Desde 2017, con un conjunto de utopistas y persistentes fui alimentando la metodología que podría aplicarse en este esfuerzo, hasta documentarla y ponerla a disposición de personas e instituciones que vieran en ello el potencial para articular una sinergia virtuosa entre el saber, la experiencia, la labor institucional y la socialización de los productos que se habrían de obtener.

Así en abril de 2019, teniendo como anfitrión al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Yucatán, 75 especialistas e instituciones de 22 entidades se reunieron a completar el trabajo realizado a lo largo de un año, para verterlo en lo que se convirtió en el Modelo de Ley Integral de Participación Ciudadana. Este documento integra la revisión de todas las legislaciones mexicanas sobre el tema y resuelve en un primer momento la diversidad y pertinencia de definiciones y reglas sobre los instrumentos que puede tener la ciudadanía para ejercer decisiones directas o participar en el acompañamiento o valoración de decisiones de las autoridades a las que les ha otorgado la administración pública o la representación en los congresos.

Contiene, por tanto, la propuesta de clasificación, nombre y articulado considerado óptimo para 19 MPC, además de establecer las generalidades y estructuras complementarias que podrían servir de base para una auténtica política pública en la que la ciudadanía sea central en la toma de algunas de las decisiones más pertinentes, de modo que la llamada democracia representativa tengan un complemento honesto, relevante y funcional en la democracia directa (toma de decisiones por parte de la ciudadanía) y la democracia participativa y deliberativa (involucración de toda y/o sectores de la ciudadanía para nutrir las decisiones públicas con la opinión, experiencias, conocimientos y necesidades de la población).

Digamos que uno de los temas no resueltos para que sea una realidad la participación ciudadana es el darle la adecuada definición, regulación y solidez institucional para que sea efectiva. No basta, pero es un elemento fundamental, sobre el que pueden fortalecerse su conocimiento público, el respeto de la autoridad hacia los procesos, y la adecuada formulación del qué, cuándo, cómo y para qué sirve mejor frente a las facultades que al votar le damos a las autoridades. Por tanto, este documento representa una parte del trabajo resuelto para que los congresos puedan partir de él para construir leyes verdaderamente propiciadoras de la participación ciudadana y respetuosas de los derechos e inteligencia de la ciudadanía. Tomando los MPC que sean pertinentes para el estado de que se trate y manteniendo los lineamientos generales y de implementación institucional que allí están y que provienen de la ciencia, la academia, la institución y la discusión orientada a su funcionamiento sin ningún interés o coyuntura condicionante.

Realizado ese primer gran avance se tiene a disposición de los congresos y autoridades que efectivamente estén interesadas en que los MPC sean parte de los instrumentos democráticos de la ciudadanía a la que, idealmente, sirven. Pero quedó claro entonces que este proceso sería largo y sinuoso, y que un segundo elemento a nuestro alcance sería el aspecto de implementación institucional. Que involucra en principio a las instituciones electorales, a las que la Constitución ha facultado para la promoción en abstracto de la participación ciudadana y muchas leyes, atinadamente, les facultan para promover, organizar y calificar los MPC.

Entonces iniciamos la construcción del que habrá de ser El Libro Blanco de Los Mecanismos de Participación Ciudadana en México. Un documento de gran alcance en el que se integre todo el saber disponible sobre los aspectos jurídicos, las experiencias y los instrumentos con los que se ha contado para el ejercicio de cada uno de los MPC identificados en el Modelo de Ley. La naturaleza de un libro blanco se plantea en cuanto a ese recuento e integración académica, científica e institucional de lo que se sabe y tiene respecto al tema. Con ello se formula adicionalmente una propuesta especializada de la forma óptima para su regulación legal e institucional, de modo que con el saber y visión de un conjunto amplio de especialistas de todo el País, aterrizados en el amplia diversidad de contextos de las 32 entidades, cada uno de los MPC queden disponibles para su adopción, implementación y éxito social en las entidades (y sus instituciones) que así tengan la convicción de activarlos.

Teniendo como convencido anfitrión al Instituto Estatal Electoral de Hidalgo, se realizó el trabajo necesario para conformar el primer capítulo de lo que será esa colección. El Plebiscito fue el elegido para iniciar, por su mayor familiaridad, por ser el mecanismo más presente en las leyes mexicanas y por ser el MPC que se ha implementado en más entidades. Con la labor de 80 especialistas de 25 entidades fue posible hacer un recuento de todas las experiencias documentadas en México y algunas en otros países, y de la forma diversa en que se regula en el país, llegando con ello a una propuesta idónea para convertirlo en un instrumento de la democracia en todo el País, y dejando atendidas en el documento muchas de las controversias y limitaciones que han sido motivo o pretexto para que no se utilice con todo su potencial.

En un tercer ejercicio, los Talleres Nacionales contaron como anfitrión con el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco, con cuya convocatoria y respaldo, más de 90 especialistas de 28 entidades atendimos un tema que en la escena política nacional cobró notoriedad en los años recientes, las denominadas consultas populares. A lo largo de meses realizamos el análisis de todas las formas en que se usa el concepto en las leyes del País y de la diversidad de ejercicios que usando ese nombre u otros relacionados han servido lo mismo para permitir, excepcionalmente, alguna decisión relevante nacional o local a través del voto de su ciudadanía y en muchos casos han servido para simulaciones, distracciones o discusiones fallidas sobre temas relevantes o irrelevantes en distintas latitudes.

Producto de esos meses de labor, en los últimos días de agosto finalizamos el que se denomina Capítulo de La Consulta Popular y Las Consultas Públicas, donde se pone a disposición de autoridades, funcionarios, organizaciones y ciudadanía el análisis y las propuestas especializadas sobre este tema tan complejo como polémico. La aplicación práctica, puntualizábamos al concluir, sería que cualquier autoridad bien intencionada pueda tomar este documento y afinar la forma en que ofrece la participación de su ciudadanía bajo estas modalidades y disponer el presupuesto, el tema, la pregunta, la articulación y las reglas que efectivamente centren y aprovechen la participación de la ciudadanía en temas fundamentales para su desarrollo y bienestar. En simultáneo, que cualquier ciudadano/a que sea convocado/a a participar en algo denominado consulta, pueda leer una sección de este capítulo y saber, desde un documento especializado, si lo que se está planteando es efectivamente un buen ejercicio del MPC o un deficiente ejercicio o una franca simulación reprobable.

Por ilustrar, llegamos a la conclusión de que el nombre para estos MPC pueden irse adecuando en leyes y conversación pública de manera que quede claro que una consulta pública es toda aquella en la que una autoridad facultada usa recursos públicos para tomar en consideración a su ciudadanía en la toma de decisiones fundamentales, siempre y cuando lo haga de una manera regulada con bases democráticas y legales. Que en el caso de hacerlo por medio de una votación universal, al modo de una elección constitucional, y cuyo resultado sea validado como la decisión tomada, ya que la ciudadanía así lo dispuso, procede ser nombrado como una Consulta Ciudadana.

Y que existen una variedad de posibilidades, medios y alcances para que una autoridad en cumplimiento de su deber y con un proceder inteligente y democrático aproveche las opiniones, experiencias, propuestas y análisis de la ciudadanía para tomar decisiones que tendrán un impacto social o en sectores específicos de la población o de las obligaciones del gobierno en servicio de la gente. En ese caso aplica el nombre de Consulta Popular y el punto medular analizado está en cuanto a la forma de asegurar que sea esto un ejercicio efectivo de respeto a los derechos de participación de la ciudadanía en los temas que le afectan e importan y, por tanto, los modos de garantizar que el llamado de la autoridad a una consulta no sea un acto político o con intenciones incorrectas, sino un ingrediente importante para tomar mejores decisiones para el bien común. Por tanto en el documento se plantea un modo óptimo de regular este amplio, importante e históricamente mal atendido MPC.

En el mes de noviembre estaremos concluyendo los trabajos de un tercer capítulo de este Libro Blanco, relativo a otro MPC muy poderoso, que son el llamado Presupuesto Participativo, forma en que la ciudadanía puede orientar las necesidades que se atienden prioritariamente en la aplicación de los recursos públicos. El Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Sonora es ya el anfitrión y acompañante de este trabajo, que tengo el placer y honor de coordinar y que cuenta con el respaldo y participación de ese universo creciente de utopistas y persistentes integrantes de la Red Cívica Mx.

A grandes rasgos, la metodología de un Taller Nacional pasa por cuatro etapas:

  1. Una revisión exhaustiva de la legislación, historia, experiencias y todo documento que se detecta que deba ser considerado en el análisis y que es aportado por el conjunto de especialistas y de las diversas instituciones estatales, tanto del ámbito electoral, como de otros sectores, especialmente el académico.
  2. Se integra una primera propuesta del documento a partir de los elementos relevantes que dan organización al estado del conocimiento y experiencias detectado. Ese documento inicial se entrega al colectivo de especialistas conformado en todo el País y se solicita a las instituciones de las 32 entidades su revisión y formulación de aportaciones y adecuaciones.
  3. Con todo lo que se obtiene de la revisión anterior se construye una versión de trabajo para que en sesiones plenarias, luego de la revisión del documento así construido, se proceda a analizar, debatir, modificar y en general mejorar el planteamiento de los contenidos y de sus implicaciones en términos de propuestas que deban ponerse en el documento, entendido que su finalidad es llegar a ser instrumento de acciones de las instituciones a cargo, como de sectores de la ciudadanía que puedan beneficiarse de él.
  4. El producto generado se edita y pone a disposición de todos los sectores en los medios accesibles para todas las personas e instituciones participantes. 

Finalmente lo que sería idóneo es que en lo que corresponde estos documentos se conviertan en insumo básico para la mejora legislativa en los congresos, la mejora institucional en todos los sectores de gobierno y autónomos correspondientes y que sea también un instrumento de cultura democrática al alcance de ciudadanía y organizaciones, así como de académicos e investigadores para seguir especializando y ampliando el conocimiento de cada tema.

Esto está andando y seguirá construyéndose para atender esta arista de la participación ciudadana. La idea de compartirlo está motivada en la convicción de que hay un momento y lugar (medio) en el que llegamos a coincidir las personas que creemos que es posible generar cambios que sean socialmente constructivos y estables. La apuesta es a que si tú estás trabajando desde otra arista, podamos conversar y sumar. Que si estás en estos temas y quieres ser parte de este ejercicio contactes y te integres. Y si no, pero te tomaste el tiempo e interés en leer, sepas que existe y que nos interesa saber lo que piensas al respecto o si llegas a ver alguna utilidad en la que estos documentos o conversar sobre el tema pudieran llevar a que en tu comunidad o localidad ocurra de hecho mayor, mejor y más efectiva participación ciudadana.

*Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Coordinador Nacional de la Red Cívica Mx, A.C.
Representante en Yucatán de Nosotrxs.
Doctor en Ciencias Sociales.
Doctor en Derechos Humanos.

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