La estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) denunció este lunes que fue objeto de un ciberataque que atribuye a Estados Unidos y colaboradores internos, informó la empresa en un comunicado oficial. En su declaración, respaldada por el Ministerio de Petróleo de Venezuela, la compañía afirmó que el presunto ataque buscaba que “intereses extranjeros en complicidad con entidades domésticas que buscan destruir el derecho del país al desarrollo soberano de su energía” comprometieran el control sobre los recursos petroleros nacionales.
Según el mismo comunicado, las operaciones de PDVSA no habrían sido afectadas, aunque fuentes internas señalaron que “no hay entrega (de cargamentos), todos los sistemas están caídos”, lo que estaría influyendo en la entrega de petróleo. La denuncia subraya que el personal de la petrolera contribuyó a repeler el ataque, describiendo el hecho como parte de “esfuerzos de EE. UU. por controlar el petróleo de Venezuela mediante ‘fuerza y piratería’”.
La empresa no ofreció detalles técnicos específicos sobre la naturaleza del ciberataque, y hasta el momento el Departamento de Estado de Estados Unidos no ha emitido una respuesta oficial a las acusaciones presentadas por PDVSA y el Gobierno venezolano.
Este suceso se da en medio de una tensa relación bilateral entre Venezuela y Estados Unidos, marcada por recientes acciones de Washington en el Caribe y el Golfo de Venezuela. En días anteriores, fuerzas estadounidenses interceptaron y confiscaron un buque petrolero sancionado frente a las costas venezolanas, intensificando la presión política y militar entre ambos países.
La incautación del petrolero sin bandera, identificado por medios como el buque Skipper, fue confirmada por el presidente de Estados Unidos, quien calificó la operación como parte de los esfuerzos para impedir el transporte de crudo sancionado. En Caracas, el Gobierno venezolano calificó esta acción como un acto de “piratería internacional” y reafirmó su rechazo a las medidas estadounidenses contra la industria petrolera.
La denuncia de PDVSA se produce en un contexto de tensiones geopolíticas, con Estados Unidos manteniendo un despliegue militar significativo en la región caribeña bajo argumentos oficiales de combatir el narcotráfico, mientras que Venezuela lo interpreta como una amenaza a su soberanía.
