El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha confirmado que España mantendrá su nivel de gasto militar en el 2.1 % del Producto Interno Bruto, en línea con los compromisos adquiridos con la OTAN, a pesar de las recientes declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump, quien ha criticado a varios países europeos por no aumentar su presupuesto en defensa y ha lanzado advertencias económicas que incluyen posibles sanciones arancelarias.
Sánchez aseguró que el porcentaje de inversión en defensa no solo es suficiente para cumplir con los objetivos de capacidades establecidos por la OTAN, sino que también es compatible con el sostenimiento del Estado de bienestar. “No se trata de una cifra política, sino de un cálculo técnico basado en las capacidades militares que España debe tener dentro de la Alianza Atlántica”, afirmó. El jefe del Ejecutivo español descartó cualquier intención de elevar el gasto al 5 % del PIB, como ha sugerido Trump, y defendió una política equilibrada entre seguridad nacional y responsabilidad fiscal.
El contexto de estas declaraciones tiene como telón de fondo la reciente cumbre de la OTAN en La Haya, donde se planteó un nuevo objetivo colectivo de alcanzar un 5 % del PIB en gasto militar hacia 2035. Sin embargo, España logró acordar una cláusula de flexibilidad que le permite mantenerse en el umbral del 2.1 %, siempre que cumpla con las capacidades operativas establecidas en el marco de la alianza. El propio secretario general de la OTAN, Mark Rutte, reconoció que existe margen de maniobra para cada país, aunque ha alentado a los miembros a no situarse por debajo del 3.5 %.
Las críticas de Donald Trump no se limitaron a la seguridad. El expresidente advirtió que podría imponer el doble de aranceles a los productos españoles si el gobierno de Sánchez no aumentaba el gasto militar, en un tono que evoca las políticas proteccionistas de su mandato anterior. Ante esta amenaza, Sánchez respondió con claridad: “La política comercial de España está supeditada a la Unión Europea. Estados Unidos no puede negociar aranceles bilaterales con nuestro país”. Esta afirmación reafirma la posición institucional de España como miembro de la Unión y desvincula el presupuesto en defensa de decisiones comerciales externas.
La apuesta del gobierno español pasa por reforzar sus capacidades militares a través de inversiones estratégicas sin caer en presiones externas que desestabilicen su política económica interna. En los últimos años, el Ejecutivo ha aprobado partidas por más de 10 mil millones de euros para modernizar sus sistemas de defensa, adquirir tecnología de vanguardia y aumentar su participación en operaciones internacionales de paz y seguridad. Según Sánchez, ese esfuerzo es más relevante que perseguir una cifra simbólica sin contenido real.
En este sentido, el presidente también insistió en que la seguridad nacional debe abordarse desde una lógica multilateral y no como una competencia entre países. “No se trata de gastar más por gastar, sino de gastar mejor”, subrayó. Para el gobierno español, el verdadero compromiso con la OTAN no se mide únicamente en puntos porcentuales, sino en la calidad y disponibilidad de sus fuerzas armadas, así como en la cooperación estratégica con sus aliados.
España defiende así una visión racional y soberana de la defensa, en la que los intereses del país se protegen sin sacrificar el bienestar social ni ceder ante amenazas que podrían vulnerar su autonomía política y económica. La postura de Pedro Sánchez no solo consolida su política exterior como equilibrada, sino que refuerza la narrativa de un país que cumple con sus compromisos internacionales sin renunciar a su modelo de Estado social.
