La inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, celebrada el 26 de julio, ha generado una intensa controversia debido a una representación moderna de ‘La Última Cena’ de Leonardo da Vinci. Durante la ceremonia, un grupo de actores drag queen interpretaron a Jesús y sus apóstoles en una escena que evocaba el célebre fresco del Renacimiento.
Los organizadores del evento explicaron que la intención detrás de esta dramatización era resaltar la inclusión y la diversidad, valores fundamentales que se buscaba promover en esta edición de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, la actuación no fue bien recibida por todos. Sectores religiosos y conservadores criticaron la representación, calificándola como una “falta de respeto” hacia una imagen sagrada y un símbolo importante para la fe cristiana.
“La última cena la recordaba diferente”, expresó Patrizia Asteggiano en sus redes sociales, reflejando el sentir de muchos que vieron en la actuación una blasfemia y una ofensa a sus creencias. Por otro lado, defensores de la comunidad LGBTQ+ y otros partidarios aplaudieron la puesta en escena, considerándola un “mensaje de aceptación y diversidad” que rompe con estereotipos y fomenta una visión más inclusiva de la sociedad.
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024 emitió disculpas oficiales tras la oleada de críticas, reafirmando que la intención nunca fue ofender a ninguna comunidad, sino celebrar la convergencia del arte, la música y las orientaciones sexuales en un espectáculo que reflejara una sociedad moderna y abierta.
La controversia generada ha abierto un debate más amplio sobre el papel del arte en la sociedad y su capacidad para cuestionar y reflejar la realidad social y cultural. Mientras algunos ven en la representación una provocación innecesaria, otros la consideran una forma legítima de expresión artística y un reflejo de los tiempos actuales.
La polémica en torno a la inauguración de París 2024 destaca la tensión entre la tradición y la modernidad, y pone de relieve cómo el arte puede ser tanto un espejo de los tiempos como una fuente de conflicto cuando toca temas sensibles.
