Por: Eduardo Ruíz-Healy.
El papa Francisco firmó el sábado pasado en Asís, al visitar la tumba del santo de quien tomó el nombre al iniciar su pontificado, su encíclica Fratelli Tutti (Hermanos todos).
Si bien su primera encíclica, Lumen Fidei (La luz de la fe), fue destinada a los fieles de su iglesia, las dos que le han seguido han abordado temas sociales y no es necesario ser católico, ni siquiera cristiano, para apreciar las ideas que contienen.
Laudato si’ (Alabado seas), firmada el 24 de mayo de 2015, trata sobre el medio ambiente y el desarrollo sustentable, y la más reciente, Fratelli Tutti, analiza la fraternidad y la amistad social.
El ecumenismo de Francisco queda nuevamente en evidencia cuando acepta que al escribir Fratelli Tutti se sintió “especialmente estimulado por el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb (Gran Imán de al-Azhar, de El Cairo)” y que también se inspiró en Francisco de Asís y en varios no católicos, entre ellos: Martin Luther King, Desmond Tutu (arzobispo anglicano de Sudáfrica) y Mahatma Gandhi.
La encíclica seguramente hará que muchos políticos del presente y del pasado se sientan aludidos, incómodos y hasta ofendidos porque Francisco condena nuevamente al populismo y al liberalismo.
En el Capítulo 5 de la encíclica, titulado “La Mejor Política”, escribe:
“El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos. En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas…
“… deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder. Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. Esto se agrava cuando se convierte, con formas groseras o sutiles, en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad…
“El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal (…) propone siempre las mismas recetas (…) El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más como único camino para resolver los problemas sociales (…) no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos (…) sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica”.
Francisco escribe que “Para hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial, capaz de realizar la fraternidad a partir de pueblos y naciones que vivan la amistad social, hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común. En cambio, desgraciadamente, la política hoy con frecuencia suele asumir formas que dificultan la marcha hacia un mundo distinto”.
Mucho me temo que los que dominan política y económicamente al mundo optarán por ignorar Fratelli Tutti, igual que ignoraron Laudato si’.
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