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Propuestas y realidades

Carlos Capetillo Campos
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Reflexiones en voz alta, por: Carlos
Capetillo Campos.

carlos_capetillo@hotmail.com / @capetillocampos

Y se llevó a cabo el tercer y último
debate entre los aspirantes a Presidente de México, Andrés Manuel López
Obrador, Jaime Rodríguez Calderón, José Antonio Meade y Ricardo Anaya. Cada
quien con sus estrategias, con su personalidad.

López Obrador poco preciso en sus
propuestas, sustentadas todas en sus expresiones favoritas que le han dado
buenos resultados y tratando de disimular su faceta preferida, su autoritarismo
y ante su aparente cómoda ventaja se dedica ahora a promover a sus candidatos a
las Cámaras con el fin de eliminar contrapesos.

Insisto, la corrupción es un acto
individual. La tolerancia a la impunidad es un acto de gobierno. Lo primero es
acabar con la impunidad. Y seguro la corrupción más que pronto se termina.

Y este gobierno federal es el que más
muestras de combate a alto nivel ha demostrado. El número de gobernadores
sujetos a juicio o como fugitivos de la justicia es un hecho claro. Pero su
ineficiencia para comunicarlo a la sociedad es mayor que sus éxitos, por eso no
se lo reconocen.

“El Bronco” disfrutando su participación y
bromeando a López Obrador y a Anaya con que se besen, pero haciendo una
propuesta seria: hay que poner a todos a trabajar. Y trabajo hay, basta con ver
las solicitudes de empleo que se publican y publican y ahí siguen.

Solo hay que leer “El Capital” de Karl
Marx para tener claro que la base del capital es el trabajo. No hay que
quitarle al que tiene para darle al que no tiene. Eso es generar pobreza.

Llevamos 16 años combatiendo la pobreza,
distribuyendo más de 4 billones de pesos y la pobreza solo ha disminuido
durante la gestión de Meade como Secretario de Desarrollo Social. El talento y
el esfuerzo de los mexicanos hay que estimularlos, no adormecerlos.

Y el salario no se eleva por decreto y de
nada sirve elevarlo si crece en mayor porcentaje la inflación. Por eso la brecha entre el ingreso y el poder
adquisitivo ha aumentado.

José Antonio Meade es suficientemente
respetado por sus múltiples valores como persona y como funcionario y así lo
reconocen propios y extraños, mexicanos y extranjeros, pero hasta ahora es
cuando se mueve esa extraordinaria maquinaria política que es la estructura del
PRI, ampliamente reconocida por simpatizantes y críticos. Hoy, medios de
comunicación y analistas serios, le dan posibilidades de ganar a pesar de que
según las encuestas está distante del primer lugar.

Y esta opinión está sustentada
precisamente por sus valores personales, académicos y los resultados ofrecidos
como funcionario que superan por mucho, los antecedentes de sus competidores.

Ricardo Anaya, que, según destacados
panistas, es un traidor, mentiroso, deshonesto, con acusaciones formales en su
contra, que obviamente nulifican sus conocimientos académicos y sus habilidades
de orador.

Preferible para mí, que no hable varios
idiomas, pero que respete su palabra, que sea leal, que sea honesto. Para los
idiomas están los traductores pero no conozco nada que sustituya el respeto a
la palabra, la lealtad y a la honestidad.

Un Presidente de un país como México, que
para empezar tiene 123 millones de mexicanos, con infinidad de recursos
naturales, destacando en el mundo globalizado, que nos guste o no, es lo que
priva hoy día, necesita un Presidente que sea confiable.

Y debemos tener cuidado al leer las
propuestas que cualquiera puede hacer.

Lo importante es cuáles son los
antecedentes de los proponentes, eso nos dirá si cumplirán o no, independiente
de que cuando uno los oye, queda estático de emoción y los califica de genios.
Pero solo han dicho una parte de la película: El qué van a hacer.

Falta saber cómo lo van a hacer. Falta
saber con quién lo van a hacer. Falta saber con qué lo van a hacer. Falta saber
cuándo.

Hay que ubicarnos en realidades. Las
decepciones son demasiadas. Por eso la sociedad está tan crítica.

Y no nos confundamos, un buen empresario
privado no es garantía de que sea un buen funcionario público. Un reconocido
académico no es garantía de que sea un buen servidor público.

El horno no está para bollos. Magdalena no
está para tafetanes. Y de que aprenden rápido, recuerden que mientras crece el
zacate se muere la mula.

Te saludo cordialmente.

Carlos Capetillo Campos
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