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Protegidos en las posadas

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez Y Sanry Marrufo Corrales.

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Portadores de Cubrebocas

Imagina que lees en tu whats:

“A las 8.00 p.m. el Gobernador va a dar un anuncio importante”…

¿Qué tal el déjà vu? 

El terror de la amenaza de ley seca y el temor de que vuelva cualquiera de las medidas que conocimos por tantos meses o la curiosidad de saber si todavía le queda ingenio a nuestro buen Gober, para alguna ocurrencia que nos sorprenda y motive memes.

Llega tarde esta pregunta. Y ojalá y no pase, pero igual llegaría tarde la reaparición estelar de Vila. En parte porque ya acabó el periodo de posadas y lo que en ellas iba a pasar, ya pasó. ¿Conoces a alguien que no haya publicado ya su participación en alguna o por lo menos una foto, imposible hace 12 meses, donde pone de relieve el “por fin” o el “hasta que pudimos”?

Tardamos mucho en entender, aceptar y asumir que debíamos permanecer encerrados y limitados, pero tuvimos poca resistencia frente a las medidas que la autoridad eligió imponer para atenuar el efecto de esta maldita pandemia. Y en cambio, tardamos muy poco en atrevernos a salir con confianza, reunirnos y “recuperar nuestras vidas”, aunque nadie ha salido a decirnos cómo hacerlo. Lo único que conservamos es nuestra increíble variedad de cubrebocas, usados con todas las salvedades que desde el comercio y el ejemplo callejero damos por válidas ya.

Aunque haya quien nunca lo creyó, nos va a proteger llevarlo al salir. Tenemos que portarlo, pues aún habría quien se atreva a vernos feo o de plano prohibirnos algún acceso. Recuerden, quienes pronto volvieron a volar, que es tan efectivo que podíamos ir codo a codo en un avión lleno, sin riesgo de contagio, si lo usábamos al entrar y cuando no fuera el tiempo de alimentos. Hoy nos protege igual con sólo llegar a la reunión con él puesto, aunque nos lo quitemos apenas atravesemos la puerta y obviamente al abrazotearnos por todos los abrazos y fotos colectivas que tuvimos que posponer.

En el extremo, antes fui famoso porque luego de la foto oficial siempre seguía la selfie de Valladares; ahora, a la foto oficial con cubrebocas, obviamente le sigue la extraoficial sin él. Es tan bueno el cubrebocas que hasta en el bolsillo o la mesa nos sigue protegiendo; y si es de marca o logotipo institucional, obviamente más.

Hasta aquí la ironía. Hoy, como entonces, seguimos en mucho riesgo. Y ver partir, incluso sin poderles despedir, a tanta gente valiosa y querida, nos dolió demasiado, pero no melló nuestra actitud de descuido, simulación y nuestro perenne mito de invencibilidad, que desde la adolescencia decidimos conservar, por si llegaba este momento.

De repente, en el camino hallamos cosas, personas o situaciones que representan un valor adicional que podemos aprovechar o dejar ir. Podemos dejarlo pasar o usarlo para ser mejores, más fuertes, sobrevivir o ayudar a quienes amamos. Se llaman oportunidades, y explican un poco de lo que somos y a veces lo que nos diferencia con ventaja de otras personas, si en su momento supimos aprovecharlas.

Hace algunos ayeres tuve la fortuna de ser profesor de una hoy destacada colega, que considero que representa eso. Hoy, Sanry Marrufo y un amigo médico, decidieron hacer algo más que aconsejar o ayudar a algunas personas. Unieron lo que saben y escribieron un libro, que, estoy seguro, en algunos meses o años, para varias o muchas personas, significará la diferencia entre la vida y la muerte, la salud o el daño permanente propio o de alguien a quien ama.

Si ya decidimos o simplemente nos dejamos fluir de nuevo hacia la calle, los abrazos y la certeza de que nada nos pasará, leerlo, puede ser un factor de protección que, junto con tu poderosísimo cubrebocas, te permita sortear con mejor éxito contagios, emociones que ya te tienen harto y temores de que tu gente sea la siguiente víctima de este virus que no es el primero ni será el último con el que tengamos que convivir en esta maldita posmodernidad.

“Tu Vida y Autocuidado más Allá del Cubrebocas: La Nueva Normalidad en la Salud del Siglo XXI” desarrolla tres áreas de la salud. La física, explicando con lenguaje sencillo la fisiología humana, el concepto de salud y enfermedad y los procesos de epidemia y pandemia que debemos ya acabar de entender. La social, en todo lo que impacta en la salud, como la construcción social de la realidad, los sistemas de comunicación social, la globalización y el manejo del medio ambiente. Y, claro, la psicológica, analizando las teorías que permiten entender la mente humana y nuestras emociones, así como los recursos para hacer frente a la contingencia psicológica, al estrés, al miedo, al duelo.

Me comparte Sanry que escribieron este libro por considerarlo una responsabilidad que debe ser asumida entre todos/as, cada uno desde sus saberes y recursos, tras estos dos años tan difíciles para la humanidad. Este huésped indeseado nos ha colocado frente al espejo, y nos ha hecho mirar lo que somos mientras se alarga la contingencia, nuestras carencias en educación cívica, y en el respeto y cuidado del cuerpo.

El conocimiento sobre los coronavirus no es nuevo, son una familia de virus que causan enfermedades que van desde el resfriado común hasta enfermedades respiratorias más graves en los humanos, que pueden incluir la muerte. Las pandemias en este siglo XXI pueden plantearse a partir de noviembre de 2002 cuando el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV) se extendió por 26 países. Posteriormente, el 23 de septiembre de 2012, la OMS publicó la presencia de un caso de síndrome respiratorio agudo con insuficiencia renal (MERS-CoV). En esos eventos, los síntomas se manifestaban antes de volverse contagiosos, mientras que en el caso del síndrome respiratorio agudo severo, coronavirus-2 (SARS-CoV-2) causante de la infección viral, coronavirus-19 (COVID-19), la persona puede contagiar, aunque no presente síntomas, por lo que se propaga con mayor facilidad.

Entendamos o no, lo hemos visto suceder. Sus estragos nos abren los ojos hacia los próximos años. Ninguna institución estaba preparada para hacer frente a un problema de salud como el COVID-19, eso quedó demostrado. Ahora, ¿estamos mejor preparados para prevenir otra catástrofe como la vivida? ¿Qué sabes ya de lo que viene?

Los autores no se limitan al tema de la pandemia, aunque la usan como el eje que sostiene a las ruedas de la carreta que lleva la información total, cambiando el lenguaje especializado por otro más cotidiano, uno que resulte comprensible para el lector/a sin la formación de médico o psicólogo.

Por ejemplo, cuando el espacio se reduce, y el tiempo en ese espacio reducido se expande, entran en crisis las creencias, ante la imposibilidad de sostenerlas, modificando el sentir sobre ellas. Las familias que mantienen el encierro por la contingencia, requieren de nuevos recursos para convivir aislados, dependiendo cada vez más de la tecnología, incluyendo el manejo de los recursos económicos, que casi universalmente se redujeron. Recordemos que la violencia familiar se correlaciona con la frustración, el control, el poder, la capacidad económica, mismos que se vieron alterados por la pandemia.

El encierro era necesario para evitar el contagio, es por eso que el 2020 destapó la violencia, que ya existía. Recrudecida por la sensación de no poder tener el control. Psicológicamente el miedo a la muerte, la tristeza por los duelos, el estrés por la economía, son algunos de los factores que elevaron los problemas de salud mental y emocional; este libro hace un análisis multifactorial para aprender del pasado, enfocando en el presente la tarea de prevenir lo que viene en el futuro. Porque la normalidad del mundo ha cambiado. Y ya no hay vuelta.

Me sorprende Sanry con esta frase: “El COVID-19 puso de relieve que no existen las razas humanas, somos una misma especie con respuestas semejantes ante la mutación viral”. Y me deja mucho que pensar sobre nuestra capacidad de aprender a vivirnos no sólo como iguales, sino como una comunidad capaz de colaborar frente a un enemigo que ya vive entre nosotros/as.

Una sana costumbre que me enseñó mi padre es nunca llegar de invitado con las manos vacías. Mucha gente piensa que navidad es la época mejor para dar regalos, y me parece bien; aunque igual un regalo es bien recibido en cualquier época, y más si representa, además de una alegría, una oportunidad para la gente a la que le deseas que esté bien. Por ello compré y repito la idea que una amiga común usó al compartir la noticia de que el libro está disponible: sería uno de los mejores regalos que podemos dar a una persona a la que amemos. Contacta a Sanry en Facebook para saber cómo adquirirlo.

Así que, sólo como idea, estaría bien que a tu próxima reunión llegaras con el cubrebocas puesto y el libro en la mente (para cuidarte mejor tú) y en la mano (para que le sirva a quien visitas y amas). Así serás un portador/a bien venido en la casa a la que llegues.

Mis mejores deseos para ti y la gente que amas. Y mi agradecimiento por leer y acompañarme en este conato de conversación a la que con frecuencia te invito y mucho me regocija cuando aceptas.
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*Dr. Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Coordinador Nacional de la Red Cívica Mx, A.C.

*Psic. Sanry Marrufo Corrales
Maestra en Psicoterapia
Diplomada en Investigación Cualitativa

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