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¡Qué necesidad!

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas.

¿Necesita la legitimidad del presidente más votado en la historia reciente del país decirle a todos que él tiene el poder?, ¿necesita dar manotazos para dejar claro quién gobierna el país?

Andrés Manuel López Obrador pareciera ensañarse hoy con quienes no lo apoyaron para llegar a la presidencia. Es como si el presidente electo buscara afectarlos a ellos por su activismo contra su proyecto y porque se hubiera evitado, dice él, el desastre de los dos sexenios anteriores.

Sin embargo, López no puede dejar de ver que para muchos mexicanos esa inestabilidad en 2006 fue provocada por él que llegó al extremo de “disfrazarse” de presidente legítimo sin serlo en lo que para muchos fue un berrinche por haber tirado él mismo su ventaja electoral contra Felipe Calderón.

Lo mismo pareciera hacer ahora. Tampoco acepta que Enrique Peña Nieto le ganó por 3 millones de votos y también pareciera querer cobrarse la afrenta de ese “fraude” contra él y su proyecto.

Los “fifís” son para él esa expresión de ciudadanos que le negaron llegar a ser presidente cuando él lo pretendió. Los fifís son aquellos que siguen sin comulgar con sus ideas. “Los abajo firmantes” les dice a los académicos que no aceptan y alertan sobre el daño ambiental de las obras que propone y tuitea ufano un tren de cartón en el que dos niños hacen un recorrido en un desfile y agrega que esos que le niegan la aprobación “no tienen baño de pueblo”.

Los 30 millones de votos de Andrés pareciera que lo envalentonaron y nada de él quedó estos cinco meses de transición luego de dos semanas en las que moderó su lenguaje, pero en las que, seguramente, recibió información que le explicó que la corrupción no tiene un apartado en el presupuesto y esos millones que dañan al Producto Interno Bruto no se pueden rescatar físicamente para repartirlos en su plan de gobierno.

Habemos en el país quienes vemos al presidente que tomará posesión el próximo sábado, como un hombre intransigente que se niega a aceptar consejos, que está convencido que la política y su poder lo puede todo y que ni los mercados financieros ni el tipo de cambio lo dañarán irremediablemente.

Decía el martes pasado Raymundo Riva Palacio que dos temores tiene el nativo de Macuspana: un terremoto y una crisis financiera. La primera no la puede evitar y la segunda pareciera que él mismo la provoca diciendo las cosas que dice y sus aliados haciendo las cosas que hacen.

El país necesita inversión extranjera y nacional y son esos inversionistas los que están sacando su dinero de un país que no les garantiza que lo que pongan en México les dejará ganancia y cómo no si han perdido 90 mil millones de dólares en los arrebatos del presidente electo. Algo así como la tercera parte del presupuesto, ese que aún no llega al Congreso para su análisis y aprobación.

El peso también ha resentido la inestabilidad y esta semana cerró el lunes en 20.90 y la bolsa de valores se derrumbó a niveles de 2014, los más bajos que hay registrados.

Y el Banco de México, reportaron los medios, informó que entre julio y septiembre registró salidas netas de capital por mil 886 millones de dólares, y todo por la cancelación del aeropuerto de Texcoco con 34 por ciento de avance y las consultas a modo, al estilo régimen soviético.

López y sus seguidores en el Congreso y en el Senado son los directamente responsbles de la inestabilidad económica al presentar propuestas que no sólo asustan a los inversionistas extranjeros sino que inhiben la inversión en el país. Es como si se dispararan en el pie porque esa inestabilidad sólo le cuesta más al país pues se pagan más intereses por al deuda externa y ese dinero sale del presupuesto de egresos y afectaría programas sociales.

Dice Riva Palacio: Las acciones y decisiones de López Obrador están teniendo altos costos en materia de inversión extranjera. En octubre salieron de la Bolsa 113 millones de dólares, de los que aterrizaron 111 en el Bovespa brasileño, reportó Bloomberg. Paul McNamara, operador de bonos en mercados emergentes para la firma suiza GAM Holding, le dijo al Wall Street Journal que sus medidas los están afectando y están analizando reducir sus activos mexicanos. Alejandro Schtulmann, director de la firma de análisis de riesgos Empra, agregó que una compañía interesada en un proyecto de infraestructura energética de 100 millones de dólares, la aplazó.

La realidad es que López no ha tomado posesión y muchas de sus declaciones y acciones han repercutido más en su gobierno que en el que sale.

Otra de sus incongruencias es que hoy se desdice de muchas cosas que ofreció en la campaña: ya no bajará el precio de las gasolinas a pesar de que tiene mayoría en el Congreso para hacerlo; no sacará al Ejército de las calles tampoco y, por el contrario, harán modificaciones constitucionales para que no se violete la ley al dejar en manos de los militares la seguridad nacional y el combate al crimen.

La economía no es todo en un país, pero no respetarla o pelearse con ella sólo terminará afectando a quienes hoy no se creen vulnerables porque no compran dólares, ni invierten en la bolsa y no tienen cuenta en el banco. Echeverría y López Portillo se pelearon con la economía y el país cayó en un precipicio que afectó a Miguel de la Madrid y se revirtió en parte con Carlos Salinas.

El primero de diciembre, el discurso del presidente calmará o meterá más incertidumbre y lo último es lo peor que puede pasarle a México. Ojalá nos equivoquemos.

José Francisco Lopez Vargas
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