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Qué nos está pasando

Marco Cortez Navarrete
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Por: Marco A. Cortez N. 

Hoy seré breve. Prometido. Pero no por eso evitaré decir que extrañaré a otro amigo. Lo conocí hace ya algunas décadas y trabajé con él muchos años en la Universidad Autónoma de Yucatán; el trabajaba en la entonces Escuela de Economía de la cual llegó a ocupar la titularidad y yo en el edificio central de la casa de estudios. Hablo del doctor Alberto Quintal Palomo.

Académico único, increíblemente amable y sencillo. Tratando siempre a todos con humildad, más allá de sus grados y logros alcanzados en la academia y la investigación. Ayer por la noche, el periodista Francisco Chí Lavadores me dio la triste noticias de su partida, que en paz descanse, y envío a su hija, mi amiga Rocío Quintal, mis más sinceras condolencias y pronta resignación.

Alberto se une a otro gran académico universitario que también se nos adelantó, el físico Juan Antonio Herrera Correa, fundador del sistema de tecnologías de información y comunicación de la universidad, en la administración del ex-rector Carlos Manuel Pasos Novelo.

La verdad, no se cuántas personas más, trabajadores activos, pensionados o jubilados de la universidad han partido víctimas de la pandemia. De esto las autoridades, por ética y respeto, supongo, no han dicho y hacen bien, pero es una muy triste realidad ser testigo de cómo amigos y conocidos cercanos y lejanos continúan perdiendo la vida, aún y con toda la logística y número de vacunas aplicadas contra el coronavirus y sus múltiples mutaciones, que han sido adquiridas por el Gobierno Federal y distribuidas para su aplicación a lo largo y ancho del territorio nacional.

Casi todo los días la Secretaría de Relaciones Exteriores “nos da buenas noticias”, el señalar el arribo, una y otra vez de embarques de biológicos de todas las marcas pero la gente sigue muriendo y no solo en los lugares más marginados y olvidados sino en las grandes ciudades incluyendo Mérida y sus municipios del interior.

Ayer, platicando con un familiar recordé que desde el 24 de mayo pasado, sí, escuchó usted muy bien, desde el 24 de mayo, las cifras de nuevos contagios al día han estado integradas por tres dígitos, es decir, arriba de 100 al día, incluyendo ocasiones en que la cifra se acerca o roza los 300.

Lo mismo podemos decir del número de decesos por COVID-19. Aquí, según mis estadísticas, la última vez que se registraron menos de 10 pérdidas humanas en un día fue el 20 de junio próximo pasado. Les recuerdo que estamos a 2 de octubre -que por cierto no se olvida- y la cuenta sigue, sigue, sigue, al grado que de manera increíble vemos a la gente de manera gradual pero efectiva comportarse ya de manera indiferente ante tal situación. Me pregunto ¿Qué nos está pasando?.

Por un lado, los gobiernos federal y estatal nos aseguran ritmos efectivos y acelerados de vacunación en personas mayores de 18 años, y por otro, el número de muertes día con día se incrementa. ¿Acaso ésta es ya la definición y aceptación de la Selección Natural de la Especie?, ¿Acaso ya aceptamos y nos resignamos a esperar o ver quien se va o tiene que morir por COVID, que no tiene otra alternativa más que esperar?.

Por cierto, en el gran escándalo en torno a los 31 científicos del CONACYT que han recriminado y criticado al gobierno de acusarlos de “corruptos” y a su vez el gobierno ha citado que “respeta a los científicos, pero no a los corruptos” ¿qué podemos sacar de provecho?….El presidente de México argumenta una y otra vez que la titular del CONACYT es una persona honesta y preparada, pero un gran sector de académicos e investigadores opina lo contrario.

Y otro legislador, cuyo nombre no recuerdo, pero sí que porta en plena sesión un gran sombrero que le tapa la cara, pidió hacer auditorías a las universidades públicas autónomas supuestamente para saber en qué y cómo se gastan los recursos asignados, o sea, presupuesto. ¡Está bien!…¡adelante!…pero antes que cumplan con su deber al enviar en tiempo y forma las partidas para el pago de las nóminas de los trabajadores y no esperar casi un año el otorgamiento del incremento que por derecho se otorga a principios de año, es decir, en enero.

En fin, el caso es que la Nueva Normalidad, vista desde muchos ángulos y maneras, nos sigue arrebatando a gente buena, noble, valiosa que aún tenía mucho por aportar para bien de todos los yucatecos y mexicanos.

Hasta la próxima. Un abrazo hasta el cielo Juan Antonio y Alberto. Mi respeto, cariño y admiración siempre estará con usted.

Marco Cortez Navarrete
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