Por: Eduardo Sadot.
El domingo 25 de septiembre llega la
primera periodista, mujer a gobernadora en Quintana Roo, Mara Lezama Espinosa.
Mara como cariñosamente la conocen en su Estado.
Mara es una luchadora social desde hace treinta
años, periodista cuya actividad desde hace muchos años desde su programa de
radio ha estado dedicada a atender difundir y exigir justicia y atención a los
ciudadanos quintanarroenses.
Madre, hermana, hija y esposa ejemplar,
una mujer seria, respetuosa y respetable, acompañada de su familia de todos sus
hijos y el enorme privilegio que pocos seres humanos conservan, de contar con
su papá y su mamá bien y saludables.
Omar Terrazas un esposo respetuoso, del
trabajo de su mujer y un apoyo en el compromiso y libertad que requiere una
responsabilidad tan alta como ésa. Tres hijos ejemplares, Daniel, Omar y
Marita, consientes y corresponsables de llevar una vida ejemplar que acreditan
la educación que han recibido, niños apenas hace algunos años cuando fuera
nuestra compañera en radio turquesa, hoy adolescentes comprometidos con el
trabajo de su madre, sin ambiciones ni pretensiones ofensivas, digno ejemplo
para los quintanarroenses. Una mujer de palabra y que sabe el valor de horrarla
en su quehacer cotidiano, digna representante de las mujeres, mujeres sin
violencia, con autonomía.
La
primera gobernadora del Estado de Quintana Roo, al que conoce y tiene una
visión de Estado, se asumió ante su congreso, la clase política y ante su
pueblo gobernadora del Estado, no de un grupo ni de un solo partido político,
les convocó a todos a sumar esfuerzos, si coinciden en el objetivo común de
privilegiar los intereses de Quintana Roo.
La gobernadora Mara tiene muy claro el
tamaño del reto que enfrenta el Estado y ella como gobernadora, la lucha contra
la corrupción, violencia en todas sus manifestaciones, injustica, desigualdad, acompañamiento
a los sectores de producción empresarial, desarrollo y crecimiento compartido
distributivo.
Un rubro insostenible, son las mafias de
prestadores de servicios en el interior de la burocracia, la falta de
mecanización de procedimientos que hace la delicia de una burocracia lenta,
corrupta e incompetente, tan pernicioso como la de, las mafias de prestadores
de servicio privados.
La mafia de transportistas, de taxistas
que ella mismo sufrió en Cancún, que desalientan al turismo, como taxistas que
han asesinado, literalmente a sus competidores de DIDI y UBER, con actitudes
que desalienta al turismo, taxistas famosos por su violenta e irresponsable
manera de manejar, provocando accidentes, cobrando tarifas estratosféricas y
excesivas – hasta mil doscientos pesos del aeropuerto a la zona hotelera,
contra doscientos pesos de DIDI o Uber – eso que desalientan al turismo,
sindicatos de taxistas tan poderosos que hasta
controlan la emisión de licencias de particulares, en materia de
movilidad, el lastre de las mafias de grúas en contubernio con autoridad, cuyos
tentáculos han penetrado a la administración, solapando cobros excesivos a
quien tiene la mala suerte de sufrir un percance, llega a significar por
arrastre hasta doce mil pesos coche y cuatro mil motocicletas, esto ya es
insostenible. El lastre grullero, son mafias ejemplares superiores en corrupción
y cinismo a las de cualquier parte del país, no obstante ser una epidemia en
todo México, de las que habremos de denunciar con nombre y apellido, para
conocimiento nacional e internacional, que haría palidecer al presidente
Obrador y a los miembros de MORENA cuando se enteren.
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